Derbi con amenaza de adiós

carmen garcía de burgos PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Aunque ambas partes van a tratar de evitarlo, un empleo en A Coruña podría apartar a Darío Suárez del Peixegalego tras casi tres temporadas

18 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«No pongas que va a ser mi último partido porque no es cierto, no se sabe aún. Si pones que podría serlo... es verdad». No solo Darío Suárez Jorge, sino todo el Marín Ence Peixegalego, al completo, se niega, por el momento, a aceptar que el derbi de este sábado pueda ser el último encuentro que juegue el base coruñés con la camiseta azul. Aunque hay bastantes posibilidades de que así sea.

De hecho, si finalmente lo juega ?él se pondrá a disposición de Javi Llorente para que tome la decisión que considere oportuna? será gracias a un esfuerzo por ambas partes y a un interés especial del jugador por pisar la cancha de A Raña, como mínimo, una vez más. No quiere perderse un partido que admite que es especial. No resulta difícil de entender, teniendo en cuenta que se medirán dos equipos tan íntimamente unidos como deportivamente enfrentados. El pabellón marinense será un año más, y van ya unos cuantos, el escenario del encuentro que disputarán los marinenses contra el Xuven de Cambados.

Ingeniero de Obras Públicas

La razón que podría apartar ?no se sabe si definitiva o temporalmente? a Suárez del club azul es, a pesar de todo, motivo de alegría. El joven, de 28 años, acaba de incorporarse a un nuevo puesto de trabajo. Tras licenciarse en Ingenería de Obras Públicas, el año pasado estuvo trabajando en Vigo para una empresa. «Entonces, o estaba en Santiago o directamente en Marín, pero Vigo está más próxima geográficamente» al concello marinense. Allí pasó diez meses, tras los cuales estuvo otros tres en el paro, desde junio. Cuando llegó el momento de renovar por el equipo en el que tan cómodo asegura sentirse por segunda vez ?esta es su tercera temporada? ya advirtió de que su permanencia en el club quedaba, ahora sí, a expensas de su trayectoria profesional. 

Y esta acaba de dar un giro importante. Para bien, pero con algunas condiciones. Las cosas en A Coruña no son tan sencillas como desde la ciudad olívica. El problema es, básicamente, que el suyo, como tantos otros, no es un empleo que se pueda regir por un horario cerrado de trabajo. Los imprevistos, la flexibilidad y la disponibilidad son tres conceptos cada vez más ligados a ciertas ramas profesionales, y la obra pública es una de ellas. 

El base es consciente de ello, pero también de que no puede frenar el ritmo del equipo a causa de su situación laboral. El resto de sus compañeros continuarán entrenando cuatro días a la semana de 19 a 21 horas, los viernes de 16.30 a 18.30, y los jueves también de mañana, de 10 a 12. Al momento de salida del trabajo hay que sumar, en el caso del coruñés, las cerca de dos horas que le llevará llegar desde la ciudad herculina hasta Marín. «Estamos pendientes de si vamos poder conseguir que siga en el equipo o no. De ser posible, el club está dispuesto a esperarme y a intentar adaptarnos los dos a la nueva situación para permitir que continúe en él», asegura el jugador, que reconoce, con resignación, que no va a ser sencillo.

Dos de cuatro

Esta primera semana es buena prueba de lo que va a tener que pelear el base azul para seguir formando parte de la plantilla del Peixegalego. «Ayer no pude llegar al entrenamiento y hoy tampoco voy a poder. A ver si consigo hacerlo mañana y pasado», explica. Aún así, tendrá que adaptarse, al menos para el derbi, al ritmo de sus compañeros a pesar de asistir a menos sesiones de entrenamiento que ellos.

Y, si llega a ser una despedida, tiene claro que la cita contra el Xuven va a ser el mejor escenario. A la pasión que imprime habitualmente la afición a los encuentros, hay que multiplicarle la emoción del encuentro. «La afición que tenemos es muy acogedora. Es uno de los motivos por lo que no me quiero ir del Peixegalego. Es la base del club», asegura.