El bar que daba de tapa un pitillo con el café

Elena Larriba García
Elena larriba PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

REBECA TIZÓN

El emblemático establecimiento de la Rúa Alta es uno de los premios Amigos de Pontevedra

30 jul 2015 . Actualizado a las 07:56 h.

Dicen en las redes sociales que no eres de Pontevedra si no hiciste cola para coger mesa y tomar unas tapas en El Pitillo. Dada la popularidad e historia de este emblemático establecimiento de hostelería, no es de extrañar que la asociación Amigos de Pontevedra haya decidido homenajear a este negocio familiar en la tradicional xuntanza de la víspera de la Peregrina. José Ramón Fernández y su mujer Ana de Saá, junto con sus hijos, Javier, Cristina y Ana Belén, mantienen más vivo que nunca un legado que forma parte de la memoria de esta ciudad. Adonis Fernández y su primo Ramiro, abrieron el bar en 1939. José Ramón tenía unos doce años cuando, mientras estudiaba, empezó a echarle una mano a su padre en el local que después acabaría heredando. El primer Pitillo ocupaba el bajo de la Casa das Campás, hoy sede la Universidade de Vigo, en la confluencia de las calles Don Filiberto y Alhóndiga, frente al antiguo Teatro-Cine Principal. Por eso, originariamente se llamaba Bar Principal.

Nombre popular

Fueron los propios clientes los que le cambiaron el nombre. «Eran tiempos de mucha escasez, recién acabada la Guerra Civil, en la que tampoco había tabaco, y mi padre y su primo se fueron a Barcelona, trajeron una partida de cajas de cigarrillos de contrabando y empezaron a poner un pitillo con cada café que servían, igual que ahora se pone una tapa. Así fue como la gente empezó a llamarle al bar El Pitillo», cuenta José Ramón. Entonces no había la cultura del tapeo que hay hoy y a este bar se iba, esencialmente, a tomar «el mejor café de Pontevedra», según muchos, el bocadillo de tortilla y a jugar la partida de cartas. Toda la plantilla del Pontevedra Club de Fútbol de Primera División de la época del Hai que roelo!, Irulegui, Cholo, Calleja, Vallejo, Fuertes... eran asiduos del local y, sin ir tan lejos, estos días pasó a saludarles y a cenar el histórico futbolista José Armando Ufarte, oriundo del histórico barrio de O Burgo, que en verano siempre suele venir unos días a Pontevedra, a la que le unen fuertes lazos familiares desde su niñez.

Nueva etapa

Cuando el Concello compró la Casa das Campás para su rehabilitación, la familia Fernández de Saá, que estaba alquilada, buscó otro local cercano en el centro histórico y en 1994 compró un inmueble en la rúa Alta, actual ubicación del nuevo Pitillo. «Empezamos como en el antiguo bar, con los cafés, chiquitas, cañas y bocadillos, hasta que decidimos meternos de lleno en las tapas». Dice José Ramón que le animaron a ello dos grandes clientes, Suso Brea y José Panero. «Fue todo un acierto, gracias a la buena mano de los cocineros, Ana, mi mujer, y mi hijo Javi». Los calamares y las zamburiñas son solo algunas de sus especialidades y aseguran que el secreto de su éxito es un producto de primera calidad que le compran a diario en la Praza de Abastos de Pontevedra a Elena, una pescadera de Vilaxoán con la que llevan más de veinte años trabajando. Pero, además de la buena cocina y la relación calidad-precio, otra de las cosas que valoran los clientes es el trato y la rapidez con la que trabajan. «Pueden tardar en sentarse, pero una vez que tienen mesa van embalados porque tenemos unos camareros estupendos». Para ello, en verano sobre todo y los fines de semana de invierno, refuerzan el personal y en este momento tienen ocho empleados.

Ampliación

Es normal que uno de los locales de hostelería de referencia del centro histórico se quede pequeño y pronto ampliarán el negocio comunicándolo con la casa de al lado. «En septiembre empezaremos las obras y esperamos que en noviembre estén terminadas». Para José Ramón Fernández, la distinción de Amigos de Pontevedra es como «una medalla al trabajo» para toda la familia y el día 8 de agosto todos estarán en el Pazo da Cultura para recibir un premio que además quieren compartir con todos sus clientes y vecinos de la Rúa Alta por su comprensión y colaboración.