«Veo cada joya como un reto, una competición más para afrontar»

b. pallas REDACCIÓN / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

Discovery Max

Discovery Max estrena el viernes el programa de los hermanos Cimadevila «24 kilates». El nadador paralímpico gallego, Pablo, es el McGyver de la joyería

27 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Pablo Cimadevila es el McGyver de la joyería. Así se presenta en el anuncio de 24 kilates, el nuevo programa que Discovery Max estrena este viernes a las 22 horas. El nadador paralímpico gallego, ganador de una medalla de oro y tres de bronce en los Juegos Paralímpicos de Sídney 2000, Atenas 2004 y Pekín 2008, mostrará en el espacio su faceta como diseñador de joyas en el taller que tiene en el pazo familiar de Pontevedra junto a sus hermanos, David y Miguel.

-¿Cómo ha dado el salto de su taller a la televisión?

-Empecé con el proyecto hace dos años. Siempre he sido fan de Discovery Max y de programas como Miami Ink, House of Cars o American Chopper. Pensé que no existía un formato en el que la gente viera cómo se hacen las joyas. Fui a la oficina de patentes y vi que no había nada parecido, así que lo puse en marcha. Me parecía que la joyería tiene muchas cosas curiosas que contar, como el ver, por ejemplo, cómo se hace una alianza, que es algo que mucha gente va a llevar en su vida.

-¿Qué puede esperar el espectador de «24 kilates»?

-Discovery Max es un canal en abierto que tiene que competir con los demás y no puede hacer un programa de así se hace que sea solamente técnico y que muestre la creación de joyas con todo detalle. Por eso hay un equilibrio entre contar la parte más creativa desde nuestra propia visión y el propio día a día de los hermanos Cimadevila, que somos muy peculiares, con caracteres diferentes y con un humor gallego. Ahí se puede ver el trabajo cotidiano de una empresa familiar que ha ido creciendo desde cero, desde mi abuelo de 94 años a mi sobrino pequeño.

-¿Qué hace peculiares su taller y su forma de trabajar?

-Los tres somos muy peculiares y caóticos, pero de esa forma de trabajo salen piezas que parecerían obras de un taller de París. Si a la gente le hablas de joyería piensa siempre en alta joyería, pero una joya es también una sortija de 30 euros. No todas tienen que costar 5.000 euros. Es un arte como la pintura o la moda que no se ha sabido vender a lo largo de los años. Yo me decidí a mostrarlo en este programa porque la gente siempre me decía que este trabajo le parecía bonito y creativo.

-Además de alianzas, ¿qué otras piezas va a mostrar en pantalla?

-El abanico será grande. Va a haber desde un sortija con un zafiro de 100.000 euros hasta una pulsera de 150 euros. La gente cuando lo vea se dará cuenta de que lo importante no es la joya en sí, sino la historia que hay detrás, por qué quiere hacérsela y qué significa. Se trata de meterte en la cabeza del cliente y ejercer un poco de psicólogos; hablar con él de cada detalle. A veces aciertas y otras no tanto, aunque siempre intentas acertar al máximo. No hay nada fingido en las reacciones de nuestros clientes que aparecen en pantalla, son todas reales.

-¿Su condición de nadador paralímpico tiene alguna relevancia para las tramas?

-Se cuenta en el primer episodio para que la gente entienda por qué soy cómo soy, mi perseverancia y mi afán de superación. Yo me siento nadador y lo seré toda la vida. Aunque ahora ya no lo practico, el haber estado veinte años entrenando cuatro o cinco horas diarias es algo que no solo ha formado tu físico, sino también tu interior. Eres competitivo ya de forma natural. Veo cada joya como un reto, una competición más que puedo afrontar.