Los grabados de Picasso reinan en el Museo

PONTEVEDRA CIUDAD

Pontevedra acoge una muestra de cien piezas del pintor malagueño. las visitas guiadas que organiza el Museo permiten disfrutar plenamente del arte 

27 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La Suite Vollard de Picasso es todo un hito en la programación de exposiciones temporales del Museo de Pontevedra y el púbico ha entendido el privilegio de contemplar esta colección completa de cien grabados del artista malagueño, considerada por muchos historiadores como la obra cumbre siglo XX en su género. Una visita guiada a esta muestra, como la que dirigió ayer Luis García Seco, del Gabinete Didáctico de la institución museística, o las explicaciones que ofreció en la inauguración Gonzalo Doval, responsable de arte del Instituto de Crédito Oficial (ICO) propietario de la colección, permiten descubrir lo que se esconde detrás de estas piezas. No solo la maestría del autor en el manejo de las diferentes técnicas del grabado, que Picasso aprendió casi al tiempo que las practicaba, sino el diario íntimo de una etapa de su vida y sus obsesiones personales.

Para empezar, realizó esta serie entre 1930 y 1939 «como un intercambio amistoso y comercial» con su amigo y marchante Ambroise Vollard, que da nombre a la colección. A Picasso le interesaban una serie de cuadros propiedad de Vollard -de Matisse, Degas o Cézanne- para su colección privada y le entregó a cambio los grabados. La intención del tratante y galerista francés era venderlos, pero su muerte poco después en un accidente de tráfico se lo impidió y los cobres no fueron mostrados por primera vez hasta 1979 en una exposición en el Museo de Arte Moderno de la Villa de París.

Temática

Como grabador, Picasso se sitúa a medio camino entre los maestros antiguos, que lo hacían todo ellos mismos, y los artistas contemporáneos que, en general, necesitan la asistencia técnica de un profesional, el impresor. La Suite Vollard es fruto de momentos intensamente creativos en su vida artística, como ayer pudieron comprender quienes participaron en la visita guiada a la exposición. En la serie fue desarrollando la ansiedad, la melancolía, el erotismo y las tensiones entre el modelo y la obra. La colección se estructura en seis bloques temáticos. Uno de ellos está dedicado a Rembrandt, «con cuya obra mantuvo una intensa relación de admiración y rivalidad, emulando su técnica y trabajando intensamente para superar sus logros artísticos. Otro de los apartados es el de La batalla del amor, en el que explora el erotismo.

El Minotauro

La tablas con el tema del Minotauro son las más drámaticas y tiernas a la vez, «un personaje constante en la obra de Picasso y con el que siempre se identifica, con su poderoso impulso sexual y criminal, pero también con su ternura, su sufrimiento y su soledad», nos cuentan. Cuando realizó estos grabados estaba casado con su primera esposa Olga Koklova, pero ya había iniciado un romance con la joven de 17 años María Teresa Walter, con la que tuvo a su hija Maya. Y en esta serie se percibe esa doble relación y ruptura cuando plasma al Minotauro, primero vigoroso y fuerte, y después ciego y cansado. La Suite Vollard se puede visitar en el Museo hasta el 12 de abril.