Noia encara los tres días de su fiesta más concurrida mimetizando su parte añeja

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO NOIA / LA VOZ

PONTEVEDRA CIUDAD

MARCOS CREO

Elementos propios del medievo ya cuelgan en el casco histórico a la espera de que mañana arranque la feria

12 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

La imaginación al poder. Solo con esa arma innata de la condición humana se ha podido dar forma año tras año, y ya son quince, a la Feira Medieval de Noia. Y es que esta celebración es mucho más que una simple juerga. Detrás, en la trastienda de las muchas horas de fiesta que cada año se acumulan en el cuerpo, existe un sentimiento reivindicativo de los vecinos. Es decir, de los noieses que buscan -como Fuenteovejuna- que la vasta historia de su pueblo natal sea algo más que simples datos publicados para luego ser estudiados o analizados.

El sentir popular se podía respirar ayer no solo en las terrazas, sino en las calles del casco histórico o en cualquiera de los pequeños comercios que ocupan los bajos de esta parte añeja de la villa. Y es que Noia ya está casi inmersa en su cita más concurrida del año, algo que se puede comprobar simplemente dando un paseo por su zona empedrada. Telas y otros elementos decorativos ya empiezan a lucir en sus calles con mayor pedigrí.

Debate en la calle

Esta misma semana, en una terraza cubierta por soportales, a pocos metros de San Martiño, tres oriundos debatían si la feria medieval noiesa es ya la mejor de Galicia. Uno defendía el «sí» rotundo. Otro apelaba a la Feira Franca de Pontevedra. Mientras, un tercer tertuliano pedía un respeto para la longeva celebración que sobre esta época histórica se tiene lugar en la villa ourensana de Ribadavia. Al final, llegaron a la conclusión que ese debate habría que hacerlo con vecinos tanto de la capital de O Ribeiro como de la ciudad del Lérez, ya que cada uno defenderá, con razón, la celebración que cada año esperan con devoción. Este pacífica discusión sirve para retratar la expectación que existe, cuando solo faltan una horas, para que la moviola empiece a funcionar y la fiesta eche a andar.

Pero hasta que ese momento llegue, tendrá que completarse la decoración. Las dos puertas que, por primera vez, recrearán algunas de las entradas que tenía la antigua muralla noiesa, ya empezaban ayer a coger forma. Además, los centenares de metros de telas que han sido reconvertidos en adornos de manera altruista por colectivos vecinales tampoco han sido todos colgados todavía. Pero al margen de los pequeños detalles decorativos, los noieses ya están preparados moral y físicamente para encarar los tres días de parranda y, a la vez, ejercer de anfitriones con las miles de personas que cada edición acuden a este noble pueblo.