La sequía obliga a limitar las horas de agua en cien casas de Ponte Caldelas

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTE CALDELAS

CAPOTILLO

El ejemplo más grave está produciéndose en Caritel, donde los problemas llevan varias semanas dando quebraderos de cabeza a la comunidad de montes

09 sep 2016 . Actualizado a las 16:09 h.

La sequía se hace notar en la vida cotidiana de varias aldeas del municipio pontevedrés de Ponte Caldelas donde, en al menos tres casos, se han tenido que establecer limitaciones horarias a las redes vecinales de agua para garantizar el suministro. El ejemplo más grave está produciéndose en Caritel, donde los problemas llevan varias semanas dando quebraderos de cabeza a la comunidad de montes, entidad que gestiona el abastecimiento en la parroquia. Su presidente, Javier Sánchez, calificó la situación como «bastante delicada» y añadió que empezaron con los cortes hace varias semanas. Al principio, se trataba de limitaciones pequeñas, pero según el verano avanza y la lluvia no cae, la red vecinal se queda más y más seca. Ahora ya se corta el servicio de diez de la noche a diez de la mañana. De este suministro se abastecen cerca de cien viviendas, agravándose el problema en aquellos casos donde sus propietarios no cuentan con el refuerzo de un pozo. Sánchez precisa que intentan que las dificultades para los vecinos sean las menores posibles, pero admite que esta sequía «altera el día a día de la gente».

En Caritel existen dos depósitos de agua, el más grande está a una cota más elevada. Se estudió tomar agua del Verdugo, pero el coste sería muy alto y además los vecinos temen que se quedarían sin agua para beber. «Dejaría de ser potable y nosotros tenemos agua de una veta bastante buena». Entre la espada y la pared, en Caritel miran al cielo, esperando que la lluvia llene las minas.

En A Insua, también se están produciendo problemas. Muchos vecinos estaban aprovechando el suministro para el consumo doméstico y lo derivaban para regar sus huertas y fincas. Esta circunstancia amenaza la garantía del abastecimiento y la directiva de la comunidad de aguas decidió dar un aviso. Su presidente, Emilio Baqueiro, explicó que hace cuatro días se le cortó el agua a los vecinos desde las doce de la noche a las siete de la mañana. Fue una advertencia que la mayoría entendió. «Queremos que la gente no riegue con este agua, porque si lo hacen, entonces tendremos que cerrar más».

Silvoso es el tercer enclave con dificultades. Aquí los vecinos empezaron ayer con las restricciones más fuertes, de cuatro de la tarde a ocho de la noche. El Concello colabora con el envío de una cisterna, según señalaron fuentes vecinales. El impacto de la sequía aquí también es variable, dependiendo si uno cuenta en su finca con un pozo o depende por entero de la traída vecinal.