Espacios que resisten frente a la presión policial y social

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

POIO

Capotillo

Un recorrido por algunas de las zonas de Pontevedra y su entorno en las que prolifera el trapicheo y el consumo de drogas

16 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

O Vao es un trasiego constante de drogodependientes, en los soportales de la plaza de A Estrela son habituales las discusiones y peleas, en el molino de O Gafos los canutos corren de boca en boca... Son algunos puntos negros del consumo de la droga en el entorno de Pontevedra, espacios que se resisten a la presión policial y social. Prueba de esta problemática es el hecho de que anualmente se interponen en la provincia más de cuatro mil sanciones administrativas derivadas del consumo o tenencia de estupefacientes en la vía pública -a falta de conocer los datos del 2016, en el 2015 fueron 4.454 las propuestas de sanción que se tramitaron ante la Subdelegación-.

La más reciente operación policial la culminó hace escasos días el Grupo de Tráfico Medio de Estupefacientes de la Comisaría. En este caso, y al igual que ocurrió en octubre, el epicentro fue un molino del paseo fluvial del Gafos, a escasos metros del Gorgullón. Ahí se reúnen tanto adultos como menores, lo que explica, entre otras cosas, que en la última redada las edades de los detenidos oscilasen entre los 17 años del más joven y los 45 del más viejo.

Sin salir de este entorno, otro de los molinos del Gafos, próximo al puente de Rosalía de Castro, es utilizado habitualmente por jóvenes para consumir, primordialmente, hachís y marihuana.

Así lo han venido poniendo de manifiesto algunos vecinos, quienes, no obstante, reconocen que la situación no es tan acuciante como la que se vive en las inmediaciones de A Ferrería. Tanto en los soportales de la plaza de A Estrela como en los jardines de Casto Sampedro son comunes las discusiones a voz en grito de las personas que se reúnen para ingerir alcohol, consumir estupefacientes y trapichear, como han puesto de manifiesto varias operaciones de la Policía Local.

Las fuerzas del orden coinciden en que la práctica totalidad de la droga que se comercializa en Pontevedra procede de O Vao, en el caso de la heroína y la cocaína, mientras que el hachís con origen en Marruecos es distribuido por pequeños camellos. Tanto el asentamiento marginal de Poio, como sus inmediaciones, son puntos donde el consumo de drogas es norma sin que ninguna actuación social, política, educacional o policial haya podido cambiar una imagen que se perpetúa desde hace décadas.

Sin salir de este municipio, concretamente en el pasadizo que comunica el área recreativa de A Barca con la orilla del Lérez, se acumulan restos de decenas de litronas y latas de cerveza, así como de chicharras de lo que, a todas luces, fueron porros.

En el lado opuesto a estos puntos se ubica el Campillo de Santa María. Lo que antaño fue coto de drogas y alcohol es hoy una zona verde recuperada para los vecinos y donde se organizan actividades culturales.