«Narcotests» que salen demasiado caros

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

POIO

lópez penide

No todas las policías tienen aparatos para hacer pruebas de drogas dado su precio

26 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Nadie, ni siquiera los policías, tienen demasiado claro qué palabra utilizar para hablar de los controles de sustancias estupefacientes que se hacen a los conductores. Algunos agentes municipales se refieren a ellos como «os narcotest». Otros los denominan «narcocontroles». Y algunos más hablan de los «drogatest». Eso sí, todos saben que se trata de una prueba más que importante, junto con la de alcoholemia, para controlar si un piloto está en condiciones o no de llevar su vehículo. Pero, pese a esa evidencia, no todas las policías locales de la comarca disponen de aparato para realizarla. ¿Por qué? Por una cuestión de economía, tal y como reconocen los jefes policiales. Los concellos, en primer lugar, tienen que desembolsar el dinero que cuesta el propio artilugio -distintas fuentes señalan que entre 4.000 y 5.000 euros se encuentran-. Pero luego están las boquillas que hay que utilizar en cada prueba, que cuestan 20 euros frente a los 15 céntimos por los que salen las que se usan para las alcoholemias. Encima, si da positivo, hay que analizarlo en el laboratorio, con lo que hay que desembolsar, como mínimo, otros ochenta. Y eso, dicen los agentes, es lo que echa para atrás a los ayuntamientos. Veamos la situación término a término.

Pontevedra fue un referente en este asunto. En el año 2011, cuando apenas se utilizaba el narcotest en Galicia, en la ciudad del Lérez se realizó un curso de formación para saber utilizar este aparato al que vinieron 200 agentes de toda la comunidad. Poco después se empezaban a hacer los controles de estupefacientes. Eso sí, tal y como señalaba ayer el portavoz policial, Manuel Omil, «habitualmente íbamos a tiro fijo, es decir, se hacían las pruebas únicamente en aquellos casos en los que había síntomas que indicaban que podía haber consumo de drogas». Este año, las cosas cambiaron. Tras firmar un convenio con la DGT se están haciendo más controles de sustancias estupefacientes a modo preventivo, es decir, de una manera más aleatoria y habitual.

En Sanxenxo y Marín también tienen ya aparato para hacer controles de drogas. Lo estrenaron hace tan solo unos meses. Pero en Bueu, Poio y Caldas, otros de los concellos de la comarca con policía local, todavía no cuentan con el aparato. «É algo que sae caro. Nós, no caso de que teñamos que facer si ou si un control de drogas avisamos a Tráfico. É a solución que temos», señalaba el jefe policial de Poio. «Contamos cun etilómetro, que é útil, claro que si, pero aparato para o control de drogas non temos», enfatizó su homólogo de Caldas.

¿Y el resto de medios?

Más allá de los narcotest, ¿cómo están las policías en cuanto a otros medios? Cabe recordar que hace unos días desde Pedaladas pidieron que el Concello de Pontevedra cuente con radar propio. Y es que, en toda la comarca, únicamente la Policía Local de Sanxenxo tiene un aparato para hacer controles de velocidad. Se trata de un cinemómetro que tiene ya una década y con el que suele hacer vigilancias preventivas en distintos puntos. En ocasiones los agentes lo utilizan para sumarse a las campañas de la DGT de control de la velocidad y otras veces por su cuenta.

En el resto de la comarca lo que se hace es pedir prestado un radar a Tráfico para hacer estas pruebas. Eso sí, en algunos concellos ni siquiera puedan utilizar esta táctica porque no tienen suficientes efectivos para montar esos controles. Así lo contaban desde Poio, donde el número de agentes que hay ni siquiera permite hacer guardias las 24 horas. Y también lo indicaban desde Caldas, donde matizaban que «cando hai persoal si o solicitamos, pero non é frecuente». En Bueu, sin embargo, sí lo usan más: «Polo menos dúas ou tres veces ao ano adoitamos solicitalo a Tráfico», indicó el jefe policial buenense.

Luego está el asunto de los etilómetros, es decir, los aparatos para hacer controles de alcoholemia. En este caso, su uso sí está bastante generalizado entre las policías de la comarca pontevedresa. Pero hay excepciones. Una de ellas es Bueu, donde los agentes municipales todavía no cuentan tampoco con este artilugio. Lo que hacen es pedírselo prestado a Tráfico, por ejemplo, si hay un accidente y se necesita hacer una prueba a algún conductor. Se espera a que llegue y se hace el test.

El fracaso de las PDA, una pérdida de recursos y situaciones bien insólitas

¿Las policías locales continúan usando libreta u optar por las PDA, es decir, por un soporte electrónico y más acorde con el siglo XXI? La mayoría continúan con los cuadernos y los talonarios a la hora de poner sanciones. Tanto, que la mítica frase de «a ver que me escribes aí co teu bolígrafo» se la siguen diciendo los conductores a los municipales cuando cometen una infracción. Lo peor del asunto es que hubo casos en los que sí se adquirió tecnología. Pero la cosa acabó de mala manera.

En Caldas, los policías llegaron a hacer un uso bastante habitual de las PDA. Sin embargo, era frecuente que fallasen, que hubiese distintos problemas con ellas y, finalmente, se fueron aparcando. Actualmente, vuelve a imponerse la libreta. Será así hasta que se solventen esas deficiencias en los citados aparatos.

En Poio, la cosa aún fue peor. Se compraron las PDA, vinieron varios técnicos para intentar ponerlas en funcionamiento pero los aparatos nunca llegaron a utilizarse. Así que las tienen, pero guardas en un cajón mientras los agentes continúan con la libreta y el lápiz de toda la vida. Esto mismo pasó también en O Grove.

En Moraña, los agentes señalaban recientemente que ellos incluso llegaron a hacer cursos de formación sobre el uso de la PDA, pero que finalmente no llegaron a contar con ellas. Así las cosas, Pontevedra es el único sitio donde sí se utiliza la tecnología a la hora de sancionar. En el resto, la tradición del papel todavía impera.