Goles con color del Bronx en Poio

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POIO

CAPOTILLO

Las hermanas Jenni y Jessi Lores celebraron con sendos tantos y una victoria su primer partido juntas en Primera División

28 sep 2016 . Actualizado a las 12:39 h.

Es el distrito más famoso de Nueva York, en sus calles conviven culturas de todo el mundo y en sus rincones crecieron grandes estrellas del deporte. Con ese gen combativo del hogar de los Yankees creció la rojilla Jenni, la mayor de las hermanas Lores. Junto a Jessi, compartieron el pasado sábado su primer partido en la máxima división del fútbol sala español con la camiseta del Poio Pescamar. «Ya coincidimos en otro equipo, pero jugar juntas en primera es especial», explica Jenni Lores.

La mayor de las hermanas dio sus primeros pasos en el temido distrito americano, «el Bronx tiene dos partes, una mala y otra buena, yo nací en la buena», puntualiza. Cuatro años después y ya de vuelta en Pontevedra nacía Jessi. La pequeña no pisó nunca la gran manzana, la mayor sí pero pocos recuerdos guarda de su estancia allí. Ambas sueñan con volver algún día a la que fue la casa de sus padres, que se ganaron la vida en América como obrero de la construcción y modista.

Uña y carne, así es la relación de Jenni y Jessi. Desde que un vecino las convenció para sumarse a las filas del Queiroga cuando tenían solo seis años, nunca se despegaron. Ni del balón ni una de la otra. «Jugamos juntas en el Queiroga, en el Marcón y cuando no estábamos en el mismo equipo íbamos a ver los partidos la una de la otra», explica Jessi. La pequeña, que tiene también un hermano mellizo, es más tímida y sensible que la mayor, más fuerte y atrevida. «Nunca nos picamos», afirma Jenni. «Pero ella me echa más broncas», añade Jessi antes de puntualizar que «hablamos mucho de fútbol, rajamos de todo», continúa la benjamina entre risas. En esas conversaciones tratan no solo de corregir errores sobre la cancha, sino de ayudarse mutuamente a ser mejores jugadoras, explican.

Para ello no solo cuenta Jessi con el apoyo de su hermana mayor, sino que todo el equipo está echándole una mano para que su adaptación sea lo más rápida posible. «Entre Primera y Segunda hay mucha diferencia, sobre todo en el ritmo de juego», razona la pequeña de las Lores que debuta este año en la máxima división nacional.

En su debut en A Seca, Jessi anotó su primer gol. «Un golazo», matiza su hermana, «le pegó muy fuerte y desde la línea del doble penalti», explica. También ella marcó el gol más rápido de la jornada, siete segundos tardó en meter el balón en la red. Aunque no son grandes goleadoras, confían en ayudar al equipo a seguir en lo más alto.