El retraso del dragado del Lérez echa del marisqueo a 130 personas

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTEVEDRA / LA VOZ

POIO

El marisqueo de a flote captura bivalvos de alta calidad que vende en la lonja de Campelo.
El marisqueo de a flote captura bivalvos de alta calidad que vende en la lonja de Campelo. ramón leiro< / span>

Los afectados se dedican ahora a la pesca artesanal o acabaron en el paro

04 mar 2015 . Actualizado a las 16:52 h.

La acumulación de fango en el canal y en el lecho del Lérez tiene un importante coste laboral en el sector productivo de la ría. Es un problema que en Pontevedra no debe entenderse solo en clave ambiental. Está teniendo una repercusión grave en tres cofradías -Pontevedra, Lourizán y Raxó- y además está incrementando el esfuerzo pesquero de la bajura en el resto de la ría. Un cálculo estimativo indica que la falta del dragado ha expulsado del sector de a flote a unas 130 personas, que se ven obligadas a trabajar en la pesca artesanal o a engrosar las listas del paro. Solo queda una media de unas treinta embarcaciones activas del marisqueo a flote en el fondo de la ría, muy lejos de los años dorados cuando el Lérez fue uno de sus ámbitos más rentables económicamente.

No hace muchos años el Lérez era uno de los puntos más envidiables para el marisqueo en la provincia. El sector de a flote sacaba una rentabilidad que superaba el doble de la caja que se hacía en el resto de los espacios habilitados para esta actividad en el ámbito dependiente de la lonja de Campelo, en Poio. Pero el fango poco a poco se fue comienzo los bancos. A esta reducción paulatina pero constante de las zonas productivas, se le añadió una declaración de zona C a todo el ámbito desde el muelle de las Señoritas hacia el interior, un problema que sigue sin resolverse. Fue un golpe duro del que no se ha repuesto un sector que, para colmo, ha visto como la sedimentación de fangos continúa arrebatándoles zonas marisqueras. Para este colectivo, el dragado es vital. Está en juego su supervivencia económica. «Para mucha gente el Lérez es un río para la pesca deportiva o para pasear, pero para nosotros significa el pan de nuestras familias», indicó un afectado.

En el río llegaron a faenar unos ochenta barcos con una media de dos mariscadores, y algunas tripulaciones llegaban hasta los cuatro. Hoy suele haber treinta como mucho y un solo tripulante en numerosos casos.

El marisqueo a flote dejó de ser rentable comparado con la pesca y los patrones, que disponen de permex para otras artes, se han desplazado a otras especies, como el pulpo o el pescado, aumentando así el número de embarcaciones que se dedican a esta actividad, con el incremento del esfuerzo pesquero.

En los pósitos existe la convicción de que con el dragado y la recuperación de los bancos, los barcos regresarían y el marisqueo a flote se recompondría. Ahora mismo, tal y como está el río, es imposible. No da para más.

Desde el 2009, las cofradías y la lonja de Campelo están reclamando a Portos de Galicia celeridad con el dragado. Para los pósitos, el transcurso de un período tan largo en la tramitación ambiental de los trabajos es un sinsentido. Según un cronograma que se les entregó por parte de Portos, la tramitación administrativa del dragado debería estar acabada en marzo o abril de este año, pero ese calendario no se cumplirá.

Portos afirmó hace unos días que la tramitación ambiental se retrasó por la inclusión de demandas del sector profesional en el proyecto. Se trata concretamente de la apertura de los boquetes en el canal para favorecer el paso de los flujos de agua hacia los bancos marisqueros. Las cofradías llevan pidiendo dos años esta solicitud. La hicieron por escrito ya en mayo del 2013.

En base a un plan de regeneración de bancos, las cofradías lograron mejorar el estado de dos de estos boquetes, mientras que el resto deberá esperar al impacto ambiental del dragado del Lérez. Fuentes de los pósitos sostienen que Portos les transmitió que esto dilataría el proceso uno o dos meses, pero ese plazo está ampliamente superado. Y mientras las Administraciones no se ponen de acuerdo sobre cómo hacer la obra, el Lérez sigue acumulando fangos, inexorablemente, y el marisqueo perdiendo puestos de trabajo al mismo ritmo.