Cinco preguntas determinarán el futuro del parricida de Moraña

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

MORAÑA

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El jurado delibera en estos momentos y tendrá que responde a dos cuestiones relativas a cada uno de los asesinatos, así como a una quinta relacionada con la convivencia de David Oubel con sus hijas

06 jul 2017 . Actualizado a las 12:00 h.

Tras la confesión de los crímenes de sus hijas, el futuro de David Oubel, el parricida de Moraña, está pendiente de apenas cinco preguntas. Estas son las cuestiones sobre las que, en estos momentos, está deliberando el jurado que desde el martes juzga el doble asesinato de Amaia y Candela.

Los nueve miembros del tribunal popular tienen que responder a dos cuestiones idénticas relativas a cada una de las niñas. De este modo, deberán pronunciarse sobre si su padre, David Oubel, las mató tal y como reconoció el pasado martes en la Audiencia de Pontevedra, así como si la conducta que mantuvo tenía como objetivo consumar los crímenes.

De igual modo, tendrán que responder a si existió o no alevosía. Esto es, si tal y como han mantenido algunos expertos que declararon en la vista oral, los asesinatos fueron premeditados,de tal modo que se buscó que las pequeñas no pudieran defenderse de la acometida de su padre con una rebarbadora y un cuchillo de cocina.

En cuanto a la quinta pregunta, esta se circunscribe únicamente a la relación de convivencia que mantenía David Oubel con sus hijas. En este sentido, varios testigos señalaron que era «un padre normal y corriente».

De este modo, no se ha cuestionado al tribunal popular sobre la pertinencia o no de imponer una pena de prisión permanente revisable en el caso de un veredicto de culpabilidad, como tampoco se tendrán que pronunciar sobre la capacidad mental del acusado. A fin de cuentas, en el momento de confesar los asesinatos ocurridos la mañana del 31 de julio del 2015, Oubel se mostró conforme con el dictamen de los psiquiatras. Y estos, al margen de rasgos de personalidad narcisista o psicopática, no hallaron indicio alguno de un trastorno o enfermedad mental. De hecho, incidieron en que no presentaba ninguna patología grave que le impidiese comprender el alcance de sus actos.