La barrera de piedras de la playa de Portocelo no logra frenar la pérdida de la arena en otoño

Marcos Gago Otero
marcos gago MARÍN / LA VOZ

MARÍN

MARCOS GAGO

El Concello probó el sistema para contener el arrastre de áridos

07 dic 2016 . Actualizado a las 05:05 h.

El invierno aún no empezó y el otoño está siendo inusualmente benigno, pero la barrera de piedras, a modo de pequeña escollera, que ejecutó el Concello de Marín en el extremo occidental de Portocelo a final del verano, no logra frenar la pérdida de arena. Es más, la continuación de los problemas de drenaje de las aguas del vial de playas, que discurre a un nivel superior y paralelo a este ámbito, también agrava el deterioro ambiental del arenal. En noviembre llovió poco, pero lo que cayó fue suficiente para crear un arroyo que ha abierto dos profundas zanjas en la arena a escasos metros de la miniescollera.

Los problemas de Portocelo con su extremo occidental vienen de lejos. La pérdida de arena, un fenómeno que se percibe en muchas playas de la ría desde hace años, agrava el cambio de perfil de Portocelo, cuando las mareas esculpen otro diseño para este entorno costero. La arena arrastrada por el mar se suele concentrar en la otra punta y el Concello de Marín, cuando se acerca la temporada estival, tiene que mandar una pala a la playa y empujar la arena de un lado al otro. Así la zona más inmediata a la rampa vuelve a recuperar un aspecto de playa, porque no reestructura su perfil de forma natural desde hace ya mucho tiempo.

Todos los inviernos, el extremo más próximo a la rampa, pierde arena, hasta el punto de que las olas han roto en más de una ocasión el tramo final del acceso, dejándolo también en el aire. El Concello se vio forzado hace unos años a reconstruirlo.

La colocación de la barrera de piedras se hizo con las de la propia orilla, por lo que no se ha traído ningún elemento nuevo a Portocelo. Sin embargo, las olas no solo lo han sobrepasado, sino que lo han dejado a la vista. Está por comprobar pasado el invierno, si tienen algún efecto de contención o si el arrastre continúa agrandándose como todos los años anteriores.

Mal desagüe de pluviales

Por su parte, se mantiene como asignatura pendiente la modificación de la conducción de aguas pluviales del vial, que discurre alrededor de la playa y que, al concentrar el agua en un único puno, cae como una cascada sobre la arena, empujándola hacia el mar y aumentando la sensación de deterioro que ofrece Portocelo durante los meses de lluvias. Este problema viene también de años atrás.