Marín baila al son de san Miguel

Marcos Gago Otero
marcos gago MARÍN / LA VOZ

MARÍN

La Danza das Espadas revive en la calle una tradición musical de cuatro siglos

28 sep 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Una banda roja para los hombres y azul para las mujeres con una vestimenta totalmente blanca. Estos fueron los colores de la jornada de ayer en Marín, con motivo de la festividad de san Miguel. La localidad recordó un año más una tradición que arranca al menos de hace cuatro siglos y que nació en el seno del gremio de marineros, de lo que en aquel entonces era un priorato dependiente del monasterio ourensano de Oseira.

Autoridades y vecinos se dieron cita a media mañana en el salón de plenos, donde la alcaldesa, la popular María Ramallo, y el presidente del Ateneo Santa Cecilia, Louis González, fueron dando la bienvenida a los invitados a la ceremonia más formal de la jornada. La nueva directiva del Ateneo asumió la gestión formal del Padroado de San Miguel, un organismo creado hace 18 años bajo su amparo por su expresidente Carlos Martínez Arias, que recibió el título de presidente emérito y el reconocimiento de sus vecinos a su empeño personal en conseguir difundir la festividad. De hecho, fue durante su mandato cuando la Danza das Espadas logró ser clasificada por la Xunta como Festa de Interese Turístico de Galicia.

Carlos Martínez Arias explicó lo que le impulsó a crear el Padroado: «La danza estaba en un momento crítico que necesitaba un cuerpo formado por gente del Ateneo, pero que se dedicaran específicamente a impulsar la danza de espadas como reliquia histórica del pueblo de Marín». Con la perspectiva que da el tiempo, el presidente emérito considera que el objetivo se ha logrado y que la efeméride está en un momento «espléndido». «La constitución de la escuela de danza fue un gran acierto, nos garantiza tener una base de gente», recalcó.

Además de la ejecutiva, también tocaron renovaciones en buena parte del resto de los cargos honoríficos y así asumieron sus puestos como tales el conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, la presidenta de la Diputación, Carmela Silva, y el director de la Escuela Naval, José María Núñez Torrente.

Asimismo se nombraron cofrades de honra a la edila de Cultura, José María de Pazo, el director de la escuela de danzas, Antonio Caíña, y los colegios de la Inmaculada y de A Laxe.

La Danza das Espadas es el eje de esta efeméride. Registrada en el siglo XVII en los libros parroquiales que subsisten como una tradición arraigada, este baile procede de tiempos remotos y siempre estuvo vinculada con los marineros. La primera mitad del siglo XX entró en su ocaso y parecía que iba a desaparecer del todo cuando en 1954 un grupo de mujeres de la Sección Femenina pidió que se le dejase interpretarla en los actos de san Miguel. Supuso la integración oficial de la mujer en esta ceremonia hasta entonces acotada a los hombres y también fue el medio del que sus partidarios se valieron para darle un realce social y sacarla del olvido ante los marinenses.

En la actualidad, este baile gremial cuenta con numerosos seguidores y su futuro parece asegurado. Están los más veteranos, en el grupo de Meigas y Trasnos y los jóvenes del Padroado, abarcando una amplia franja de edad. El esfuerzo por participar año tras año también tiene su reconocimiento. En el Concello se entregaron espadas de oro, por veinte años en esta fiesta, a Paula Grandal, Francisco Antonio Santiago y José Alberto Outeiral; mientras que la insignia de plata, por diez años en la danza, fue para Sergio Santiago, Carmen Villanueva y Carmen Pereira.

Martínez Arias resumió la importancia de esta cita como una de las danzas gremiales «más peculiares de Galicia, con una composición de figuras y movimientos que no hay en otros lugares».

El público que se congregó en las calles al paso de la procesión, compuesto por centenares de vecinos y visitantes, pudo volver a observar, de esta forma, las evoluciones de los danzantes. Al son del pandero del guía, fueron creando diferentes figuras como una espada y una estrella, al ritmo de una de las tres armonías que se conocen vinculadas específicamente a este evento, una cita etnográfica única que volverá a repetirse el último domingo de septiembre del 2016.