Sin noticias de quién reforzará el monte Raposeiras veinte años después

Marcos Gago Otero
marcos gago MARÍN / LA VOZ

MARÍN

Un desmonte hace veinte años en Raposeiras dejó parte del entorno de una vivienda en el aire.
Un desmonte hace veinte años en Raposeiras dejó parte del entorno de una vivienda en el aire. ramón leiro< / span>

El juez apoya a una comunidad vecinal a la que el Concello quería cobrarle una obra que ha provocado un sinfín de quebraderos de cabeza a una familia marinense

30 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Veinte años lleva la familia que habita en el número 18 de Raposeiras, en el centro urbano de Marín, sin poder usar el patio y la huerta de la vivienda. Y todo parece indicar que aún tendrá que esperar un tiempo indefinido. El desmonte de la finca contigua, entre el acceso al monte y la casa afectada y a escasos metros del instituto Illa de Tambo y el parque Eguren, provocó que ya en 1995 empezase a escurrirse la tierra del monte por debajo de la cimentación del muro de contención que hizo una empresa en Raposeiras. Nadie se hizo cargo durante años de esta insólita situación que dejó la finca en el aire y agrietó parte de la vivienda. El Concello se vio obligado a finales de los noventa a apuntalar el muro y desde entonces no se ha hecho nada más. Es un ejemplo de feísmo gallego o de chapuza arquitectónica digna de figurar en libros de texto.

Durante años se debatió a quién le corresponde reparar el muro de contención y subsanar la pérdida de tierra en la cimentación, además de devolver la solidez al patio que ahora está hueco. Con la empresa constructora desaparecida a efectos de notificación, el Concello de Marín entendió que le correspondía asumir los gastos a la comunidad de vecinos de la finca contigua, como presuntos propietarios de la parcela del desmonte.

La intención del gobierno local era que la comunidad de propietarios asumiese la obra, o que al menos la pagase por vía ejecutiva mientras que el Concello se ocuparía de licitarla y llevarla a cabo. Los vecinos no están de acuerdo y recurrieron la decisión municipal.

Una sentencia ha dado la razón a la comunidad de vecinos, declarando que, en contra de lo planteado por el Concello, el solar del conflictivo desmonte no es de su propiedad, sino de una empresa. Fuentes municipales explicaron que esta resolución judicial obliga a reclamar a esa firma la ejecución de la obra, cuestión que se presenta como difícil porque la empresa en cuestión, al parecer, no desarrolla ninguna actividad en la actualidad.

De esta forma, el balón podría regresar al tejado del Concello, que además de encargar y pagar el proyecto de refuerzo del muro, se podría acabar viendo con la obligación de ejecutar la obra, por la vía subsidiaria, y no tener a quién cobrársela después.