«Skatepark» con mobiliario urbano

l. garrido PONTEVEDRA / LA VOZ

MARÍN

Los «riders» se ven obligados a practicar su afición en plazas, lo que provoca algunos incidentes.
Los «riders» se ven obligados a practicar su afición en plazas, lo que provoca algunos incidentes. r. tizón< / span>

Aficionados al BMX afrontan otro verano sin las instalaciones prometidas

22 jul 2015 . Actualizado a las 07:59 h.

Han convertido la calle en su patio de juegos. No es lo que esperaban, pero no tienen alternativa. En Pontevedra hay decenas de jóvenes apasionados por el BMX y el skate que se ven obligados a practicar su afición en cada esquina de la ciudad. Improvisan rampas y saltos con el mobiliario urbano. No debería ser así, pues desde hace años las autoridades les han prometido un skatepark que todavía no ha visto la luz. El último intento, en la zona de Domingo Fontán, colisionó frontalmente con la Demarcación de Carreteras, que negó su autorización al proyecto por estar muy próximo a la autopista AP-9.

Al tomar las calles, los conflictos con los vecinos están a la orden del día. Y en verano especialmente, ya que el buen tiempo anima a unos y a otros a disfrutar de los espacios públicos. Diego Villaverde, un joven marinense de 20 años, asegura que en la ciudad «hay mucho aficionado al BMX y al skate, pero no hay un sitio donde practicar, de ahí que se utilice el mobiliario urbano».

Anxo Rodríguez, uno de sus compañeros de fatigas, reconoce que tomar las calles genera numerosos problemas: altercados con los vecinos, posibles multas e incluso un riesgo permanente de lesiones, pues sus rampas no son adecuadas para la disciplina que practican. Es algo que asumen estoicamente: «Lo tenemos muy presente; hay caídas que te dejan varios días sin montar».

La cuestión de los incidentes con los vecinos está en boca de todos. Manuel Vázquez, pontevedrés de 17 años, argumenta que en muchas ocasiones acaban llamando a la Policía Local. «La gente -explica Miguel Graña- lo considera vandalismo; pero yo lo considero un deporte bonito, caro y fastidiado». Tanto él como sus compañeros se reúnen en distintos puntos de la ciudad: plazas como la de Santa María o Curros Enríquez son sus escenarios habituales. Para Israel Sousa, la solución está clara: «Disponer de una zona habilitada para que dejen de tratarnos como vándalos».

Quieren dejar claro que actualmente «el nivel es altísimo en todas las disciplinas, y disponer de unas instalaciones nos ayudaría a mejorar más todavía y no tener que molestar a la gente por las calles, romper mobiliario urbano o gastar dinero en desplazamientos», explica Manuel. Y es que muchos de estos jóvenes se ven en la situación de trasladarse hasta Marín, Bueu o Vigo, municipios que sí cuentan con infraestructuras específicas. Esto supone un gasto a mayores, que tienen que sumar al que invierten en una buena bicicleta, que puede rondar los mil euros, además del mantenimiento, ya que por las características de este deporte suelen llevar un trato bastante «bestia», comentan.

Entre este grupo de aficionados, que pueden llegar a dedicar días enteros a este deporte, se encuentran algunos que ya tienen sus patrocinadores, y que han ganado varias competiciones.

Su demanda no deja lugar a dudas: «Queremos que se nos proporcione el skatepark prometido desde hace años. Hemos realizado muchas manifestaciones y reuniones con concejales que no dan resultado; otra promesa electoral que no se ha cumplido», concluye Diego Reboreda.