Un vigués en el 2 de Mayo

La Voz

MARÍN

El abogado Manuel Rodal relató sus aventuras en la Guerra de la Independencia hace ahora dos siglos

01 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

eduardorolland@hotmail.com

Una carta escrita desde el penal de A Coruña le permitió ser excarcelado

La historia oficial no habla de su figura, aunque fue el Forrest Gump de la Reconquista

El abogado vigués Manuel Rodal fue el Forrest Gump de la Reconquista de Vigo. Y no porque hiciera tonterías o regalase bombones en la parada de la diligencia. Sino porque, según su propio testimonio, participó en todos y cada uno de los hechos de armas de la Guerra de la Independencia. Así lo relata en una carta fechada hace ahora dos siglos, en concreto en 1815, en el penal de A Coruña, donde se encontraba recluido bajo la acusación de ser enemigo de Fernando VII y de su recién recobrado absolutismo.

La carta de Rodal le permitió ser excarcelado y es un buen ejemplo de otras muchas que se redactaron durante la misma época.

La convulsión política del momento hacía necesario crear cartas de exculpación como esta, que recoge José María Álvarez Blázquez en su obra La ciudad y los días.

Desde su celda, el abogado Rodal comienza denunciando una conspiración en su contra, de la que acusa al alcalde, Gabriel Méndez de Quirós, «que en su publicación, con galones y soberbiamente montado, autorizó semejante farsa». Y continúa con varios vecinos destacados de Vigo, como José Antonio Alonso Caballero o Alejandro de Oxea.

Y relata luego sus muchos méritos en favor del ominoso Fernando VII, que ya comienzan con su participación en la revuelta de 1808 en las calles de la capital de España: «Que en el pérfido racto (sic) de la Real familia, se batió con los enemigos el 2 de Mayo en las calles de Madrid».

A su vuelta a Galicia, se describe como un caudillo de los sublevados: «Que regresando a su país cuando todos los pueblos poseídos de un terror pánico recibían violentos el dominio del usurpador, fue escogido por los de Vigo para electrizar aquel rincón, donde la fidelidad más acendrada luchaba con la proximidad de fuerzas al parecer inexpugnables; que, llenando sus deseos y los del público, proclamó inflamado a los naturales, ordenó los aprestos, tranquilizó y concordó las pasiones, siempre encontradas en semejantes agitaciones; que, al fin, dueños ya los enemigos de Vigo, huyó a Cangas burlando los seductores atractivos de Juez de Policía, con que pensaron atraerlo a su partido».

En esta última frase, se adorna con su renuncia a un puesto bien remunerado, nombramiento que según cuenta en su carta declinó elegantemente.

El abogado Rodal se muestra también como un feroz combatiente, en especial en el mar, tanto auxiliando a las fragatas Venus y Lively, como repeliendo un presunto desembarco francés en Cangas del que, en realidad, no existe la más mínima noticia en ninguna parte. «Que promovió la reconquista de la patria del modo más decidido y útil, proporcionando la fuerza de sus desvelos al socorro de las fuerzas de su majestad británica que llamó a la ría de Vigo; que con 25 lanchas de gente armada auxilió al cerco de la plaza; que tomando el carácter de simple soldado, fue el modelo de sus compatriotas que lo siguieron a la expedición a Marín donde de su bolsillo mantuvo a los matriculados que lo siguieron; que se opuso al desembarco de los enemigos en Rodeira».

Continúa el letrado su escrito afirmando cómo organizó a la población una vez expulsados los franceses: «Que rendido Vigo dispuso en Cangas una Junta de Subistencias». Y termina poniéndose también en primera línea en el mes de junio, en la batalla definitiva contra el mariscal Ney: «Que se encontró en la gloriosa reconquista de Pontesampaio».

Como colofón, también hizo labores de censor, incautándose de libros de carácter liberal que tenían por destino las levantiscas colonias americanas: «Que reconquistado el Reino de Galicia acudió a impedir la insurrección de América, aprehendiendo libros subversivos que, procedentes de Londres en la fragata Aurora al mando del capitán Sambade, se llevaban a Buenos Aires en tiempos tan críticos».

Con este escrito, el abogado Manuel Rodal consiguió ser excarcelado y eludir la pena de diez años de prisión a la que había sido condenado. Narró estas batallitas mientras esperaba en el penal de A Coruña su traslado a Ceuta, donde habría de pasar su reclusión en condiciones terribles. Pero su buen hacer para el relato consiguió salvar su libertad. «La historia oficial para nada nos habla de su figura», reconoce José María Álvarez Blázquez sobre el abogado Rodal. Sin embargo, fue el Forrest Gump de la Reconquista. No porque hiciese especiales tonterías. Sino porque parece que estuvo en todos y cada uno de los episodios de la Guerra de la Independencia.

Que su narración sea cierta es algo más que dudoso. Pero logró salvar el pellejo.