Solo una de las trece escuelas unitarias mantiene su actividad docente

manu otero CUNTIS / LA VOZ

CUNTIS

Arcos de Gándara es la única localidad con alumnos en su centro educativo

26 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Donde antes crecían los niños, ahora lo hace la maleza. En las mismas aulas en las que antes se oía a los alumnos recitar los verbos y las tablas de multiplicar, ahora reina un silencio fantasmal. Solo la escuela de Arcos da Gándara mantiene su espíritu educativo intacto. A diferencia de los otros doce centros en los que se criaron los vecinos de Cuntis que hoy lloran el abandono de sus escuelas, aunque algunas todavía resisten como locales sociales.

Un maestro para una quincena de alumnos. A la mínima expresión ha quedado reducido el sistema de escuelas unitarias de las parroquias de Cuntis, que vivió su época dorada en la década de los setenta y ochenta. La pérdida de población del municipio, el éxodo rural y los cambios en el sistema educativo se posicionan como las principales causas de un declive que deja numerosos esqueletos de ladrillo en todas las localidades a la espera de una restauración que le devuelva su esplendor.

La de San Mamede vive hoy una segunda juventud. Rehabilitada en el 2011 y convertida en local social, recibe la visita diaria de vecinos que participan en cursos formativos o disfrutan de actividades de ocio organizadas por asociaciones locales.

En el lado opuesto, Meira. Cristales rotos, hiedras escalando la fachada, humedades y una cubierta que amenaza con derrumbarse son las consecuencias del completo abandono que sufre este inmueble desde los últimos cinco años, cuando la familia que habitaba la casa decidió mudarse. Su función educativa la había perdido muchos años antes, en la década de los noventa por falta de alumnos.

En un punto intermedio entre el ajetreo diario de San Mamede y la ruina de Meira, se encuentra la escuela unitaria de Couselo. Tampoco los niños aprenden en su interior. Sí que lo hacen los adultos, que piden una mejora en los accesos, en el mobiliario y en el aislamiento. Una situación similar se vive en Cequeril, cuya escuela urge una reforma inmediata en su planta alta. Aunque a los vecinos que usan el local social en que se convirtieron las viejas aulas del bajo no les desagradaría una puesta en valor.

Una mención especial merece la situación de los centros unitarios de Magán. Allí había una escuela construida en los años treinta, en tiempos de la segunda República, que se complementó en los sesenta con un segundo edificio para atender las necesidades educativas de una creciente población. Sin embargo, paulatinamente se fueron perdiendo alumnos hasta su cierre también en los noventa. Carentes de uso, ambas construcciones se fueron deteriorando. Veinte años después, el edificio original, con la arquitectura propia de la Galicia de principios del siglo XX, se encuentra restaurado y los vecinos se reúnen habitualmente en su interior. Sin embargo, a pocos metros el segundo bloque de la vieja escuela continúa en estado de abandono y deteriorándose cada día más.