Un parado abre en Cotobade la primera plantación de arándanos

Manu otero COTOBADE / LA VOZ

CERDEDO-COTOBADE

El agricultor Manuel Currás cuida el crecimiento de las primeras plantas de arándanos de su finca de 1,5 hectáreas de Cotobade.
El agricultor Manuel Currás cuida el crecimiento de las primeras plantas de arándanos de su finca de 1,5 hectáreas de Cotobade.

El proyecto de Manuel Currás es pionero en la provincia de Pontevedra

05 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Procede de norteamérica, previene el alzhéimer, reduce el riesgo de contraer cáncer, combate la diabetes, alivia los síntomas de inflamaciones y mejora la memoria y la vista. Se trata del arándano, un fruto que ya crece en Cotobade, municipio que acoge la primera gran plantación de este fruto en la provincia. El artífice de esta explotación es Manuel Ángel Currás Oliveira, un electricista en paro que, harto de la falta de oportunidades laborales, decidió emprender una aventura agraria pionera en Pontevedra.

«Solo conocíamos los arándanos de verlos en la frutería», reconoce Manuel Currás en referencia a su falta de conocimiento sobre el fruto antes lanzarse con la plantación. «Empecé con este proyecto hace dos años; buscábamos un producto nuevo y encontramos el arándano», recuerda el agricultor.

Decidido a sacar adelante su idea, Currás comenzó a formarse sobre la siembra de arándanos, visitó las grandes plantaciones de Asturias y Cantabria, además de acudir a charlas sobre plantaciones ecológicas y sobre el tratamiento y propiedades de los arándanos. Al mismo tiempo, comenzó a buscar un terreno adecuado para instalar la plantación. «Necesitaba un terreno grande, con un PH ácido, con un clima frío en invierno y poco caluroso en verano», con estas premisas acudió a la Comunidad de Montes de Santa María de Sacos, les expuso sus planes y logró el alquiler de una parcela de 4 hectáreas durante 30 años.

Tras obtener los permisos, la formación, la financiación y la parcela, Currás se puso manos a la obra. «Preparar el terreno para la siembra nos llevó ocho meses trabajando todos los días», recalca el agricultor. Esta fase preparatoria la culminó en el mes de diciembre con el cultivo de 6.000 plantas en una extensión de hectárea y media. «Lo que queda ahora es abonar, podar y esperar que no se muera ninguna planta, la primera cosecha buena la esperamos para dentro de tres años y el 100 % de la producción, para dentro de siete», explica Currás con una expresión de esperanza e ilusión en su rostro.