Los concellos de interior envejecen sin remisión y agudizan la crisis demográfica

manuel blanco PONTEVEDRA / LA VOZ

A LAMA

Desde 1998, la población de más de 64 años se ha disparado un 5 % en el conjunto de la provincia

25 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Sin prisa pero sin pausa, la demográfica es una de esas crisis larvadas que siembra el futuro de los concellos de la provincia de incógnitas. ¿Serán viables decenas de ayuntamientos de proseguir esta tendencia? ¿Existen mecanismos para frenar esta sangría? La realidad, ciertamente, es tan contundente como inquietante: aunque en mayor medida unos que otros, todos los municipios de las comarcas de Pontevedra, O Salnés, Ulla-Umia y Deza Tabeirós envejecen sin remisión. Los datos del Instituto Galego de Estatística (IGE) revelan que, desde 1998 hasta el 2015, la población mayor de 64 años ha crecido en todos estos concellos a nivel relativo, esto es, con respecto al censo total.

La consecuencia es evidente. Cada día hay más gente mayor y menos jóvenes, el colectivo responsable de inducir el relevo generacional y, por tanto, de sostener en última instancia la arquitectura municipal tal y como la conocemos. Así las cosas, los datos del IGE demuestran que, al igual que ocurre con el desarrollo económico, existe una fractura demográfica notable entre la costa y el interior.

Son estos últimos concellos los que más sufren el declive poblacional. En Dozón, por ejemplo, la cifra de personas con más de 65 años se disparó en 15 puntos porcentuales entre 1998 y el 2015, de forma que este segmento del censo representa ya al 37,4 % del total de vecinos. En ese mismo período, sin ir más lejos, el repunte medio en la provincia fue del 5,1 %, con lo que la proporción de mayores sobre la población total se elevó al 21 %.

Pero el de Dozón no es, ni mucho mejos, un caso aislado. Forcarei (+11,2%), Cerdedo (10,7), Campo Lameiro (10,7), Rodeiro (9,4) o Agolada (9,4) son otros de los ayuntamientos que han envejecido de forma abrupta en poco más de tres lustros. Los efectos de este desgaste resultan demoledores de cara al futuro de estos municipios, pero es que el presente ya resulta inquietante. En Cerdedo y Forcarei, la población de más de 64 años supera a día de hoy el 40 % del total, pero es que en otros como A Lama, Agolada, Dozón, Campo Lameiro, Cuntis o Rodeiro está en un tercio del censo o por encima, lo que abre un interrogante a corto plazo: ¿Si en 17 años su posición demográfica se ha deteriorado a tal extremo, qué pasará en otros tantos lustros con estos concellos?

La cercanía de la costa parece ser un tanto balsámica en medio de esta coyuntura, aunque el balance tampoco es como para echar cohetes. De los diez concellos que a finales del año pasado lucían un porcentaje de población mayor inferior al promedio provincial, la mayoría se sitúan en primera línea de playa: Pontevedra, Poio, Vilagarcía, Marín, A Illa, O Grove, Cambados, Bueu...

Solo Pontecesures y Ribadumia figuran en este selecto grupo sin tocar costa, aunque en su caso influye otra derivada de la que también se beneficiarían municipios como Ponte Caldelas, Valga o incluso Silleda. Y es que allí donde se localiza un polígono empresarial con una actividad sostenida en el tiempo, el declive demográfico se atenúa. O lo que es lo mismo, el empleo es un poderoso motor poblacional.

Sea como fuere, lo cierto es que el panorama de cara a los próximos años se presenta muy complicado porque los mecanismos habilitados para intentar contener esta sangría apenas han surtido efecto. Así, por ejemplo, ayuntamientos que han habilitado subvenciones a la natalidad y creado programas para facilitar la conciliación familiar no han logrado estimular la natalidad en la medida que deseaban porque la migración a las ciudades es hoy un fenómeno imparable. Es singular el caso de Cerdedo, un municipio especialmente activo en este campo que, sin embargo, presenta uno de los censos más envejecidos de la provincia.

Una fusión con Cotobade para construir un futuro sostenible

José Balseiros ve en la fusión con Cotobade una suerte de tabla de salvación para que sus vecinos puedan seguir disfrutando en el futuro de los mismos servicios que tienen actualmente. El alcalde de Cerdedo (PP) reconoce que su concello ha envejecido notablemente en los últimos lustros, y por eso defiende la unión. «Ese é un dos argumentos que interfiren neste proceso; a demografía vai decrecendo de xeito drástico e ao haber menos habitantes temos moitos menos ingresos e iso fai que cada vez teñamos menos recursos. Iso tradúcese en graves dificultades para manter a eficacia dos servicios que prestamos».

Balseiros cree que el descenso del censo representa un peligroso enemigo de cara al futuro. «Faise difícil manter o que temos coa evolución da demografía. Coa fusión garantiremos a medio prazo a prestación de servicios sin que se resinta a calidade».

El precio de la vivienda como escudo contra el deterioro

La alcaldesa de Pontecesures, Cecilia Tarela (BNG), no titubea cuando se le pregunta por el secreto que coloca a su municipio como uno de los más jóvenes de la provincia, con apenas un 16,9 % de población mayor. «O prezo dos pisos nos anos da burbulla inmobiliaria aquí eran máis baixos que nos concellos dos arredores e iso asentou a moitas parellas mozas no noso».

Tarela se congratula de este hecho que aleja a su ayuntamiento de una crisis de enormes proporciones, pero también matiza que, al contar con tantos vecinos jóvenes, es preciso habilitar una serie de políticas. «Por descontado, nós temos que traballar moito no ámbito dos equipamentos e na conciliación para atender as demandas dos nosos veciños. En vacacións ou no verán, por exemplo, procuramos activar ludotecas para as familias», relata.