Concluyen que los porteros detenidos por trapichear son un grupo criminal

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

A LAMA

El fiscal mantiene que tres de los cuatro acusados eran porteros del Búho Azul.
El fiscal mantiene que tres de los cuatro acusados eran porteros del Búho Azul. r. lEIRO< / span>

El fiscal solicita para cada uno de los cuatro acusados nueve años de prisión

06 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La Fiscalía de Pontevedra ha cerrado la instrucción de la causa abierta contra un entramado de porteros de discoteca que, supuestamente, compaginaban este trabajo con la venta de estupefacientes a clientes de los locales que tenían que supervisar. Y lo ha hecho acusando a tres profesionales del ramo, así como al vecino de Meis al que identifica como «la persona que suministraba la cocaína».

El ministerio público considera, entre otras cuestiones, que los cuatro encausados constituían un grupo criminal, cargo por el que les solicita un año de prisión. A esta pena hay que sumar la petición de otros ocho años de cárcel y multa de veinte mil euros por un segundo delito contra la salud pública, ya que entiende que la conducta está agravada por el hecho de que las presuntas transacciones se realizaban en un local abierto al público.

En este sentido, se afirma que los tres porteros de discoteca bajo sospecha -Carlos Ordanis D. P., Geanne C. V. y Belisario B. F.- se pusieron de acuerdo para llevar a cabo una serie de ventas de droga. La investigación, bautizada como operación Malecón, comenzó a dar sus primeros pasos el pasado septiembre cuando la Policía Local de Pontevedra tuvo conocimiento de la existencia de estos tres sospechosos, lo que propició que agentes municipales llevaran una vigilancia discreta de ellos.

De este modo, según trascendió en su día, se levantaron actas de varias ventas de estupefacientes. A este respecto, el fiscal alude a que, en el local Búho Azul, se confirmaron cinco transacciones entre septiembre y diciembre del año pasado.

En cualquier caso, las informaciones recabadas por la Policía Local fueron trasladas al Grupo Operativo de Tráfico Medio de Estupefacientes de la Comisaría Provincial. Las pesquisas posteriores confluyeron el 8 de febrero en una redada, que se inició a la una de la madrugada con los dos primeros arrestos en las inmediaciones de un establecimiento de la calle Daniel de la Sota.

Sin embargo, el fiscal parece descartar que los supuestos tratos se hubieran hecho en el marco de este negocio. No en vano, en todo momento, alude a que los tres porteros habrían llevado a cabo las transacciones en el after hour ubicado en la avenida de Bos Aires.

Fue precisamente en este establecimiento donde se llevó a cabo la segunda fase de este operativo policial. En el marco de una inspección del negocio se practicaron otros dos arrestos. No obstante, en el marco de esta causa judicial, no se dirige acusación alguna contra estas personas. El tercero de los porteros caería horas después, cuando ya despuntaba la tarde de aquel domingo.

A partir de ese momento, la investigación cogió un nuevo derrotero. Y es que «del estudio de los chats de WhatsApp del teléfono de Belisario se detectó que la persona que suministraba la cocaína era Ángel L. P.». En su domicilio de San Martiño de Meis se hallaron unos 220 gramos de cocaína, una pequeña cantidad de marihuana, 8.340 euros «procedentes de la venta de dichas sustancias» y toda clase de útiles para el manipulado y venta de la droga al por menor.

El arousano fue trasladado a la prisión de A Lama, mientras que el resto de acusados quedó en libertad con cargos. Ahora la policía sospecha que uno de ellos, de nacionalidad cubano, pudo haber huido a su país de origen.