Paradela triunfa con la Resurrección

maRINA SANTALÓ VILAGARCÍA / LA VOZ

PONTEVEDRA

MONICA IRAGO

La parroquia de Meis pone el cierre a una programación de Semana Santa que gana nuevos adeptos cada año

17 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La tristeza que se vivió en Paradela, Meis, con la Crucifixión de Jesús se tornó ayer en alegría con su Resurrección. Se trata de la última escenificación de la pasión de Cristo que se realiza entre el Campo de Outeiro y el Monte da Croa como escenario y que ya se ha convertido en toda una tradición en la parroquia. La recreaciones de la entrada en Jerusalén, la última cena, la crucifixión y la resurrección atraen cada año a más gente a Paradela, que se convierte en un teatro. La apuesta por dejar las esculturas que abundan en otras procesiones a un lado para que sean los propios vecinos quienes retrocedan hasta el siglo uno para recrear la vida de Jesús continúa siendo un éxito, tal y como pudo comprobarse ayer.

«¿Cómo atrevéronse a pechar os seus ollos, por qué o tiveron que matar se el era a luz?», se lamentaba la voz narradora que daría paso a la representación de la Resurrección. La más esperada por los devotos y la que puso fin a la semana más artística de la parroquia. Tras escenificarse el miedo de los encargados de custodiar la tumba de Jesús, al cumplirse los tres días de su muerte, María Magdalena, María de Santiago, Salomé y Marta aparecen en escena con sus túnicas negras sobre la cabeza. Serán, nuevamente, las primeras testigos del milagro. «Decirles a sus discípulos que vayan a Galilea», les dice un ángel ante el sepulcro vacío. Tras la incredulidad, comienza la celebración.

En Paradela, la recreación de la Resurrección es solo el comienzo de la despedida de una Semana Santa intensa. Las campanadas, bombas y los pétalos que se lanzaron desde la iglesia al conocer la buena nueva marcaron el comienzo de la Santa Misa, cantada por la agrupación coral de San Miguel de Lores de Meaño; y la posterior procesión de Resurrección, a cargo de la banda de música de Vertula. Por la noche, los vecinos se despidieron de la fiesta con una gran verbena.