La magia de A Raña hechiza al Melilla y agiganta al Peixe

Manu Otero PONTEVEDRA / LA VOZ

MARÍN

Los marinenses, intratables en defensa y en ataque, debutan en LEB Oro a lo grande

01 oct 2016 . Actualizado a las 10:58 h.

Ni en el mejor de los sueños esperaba el Peixe Galego un inicio de liga como el de ayer (78-72). El entusiasmo de una grada repleta se contagió al equipo desde el primer segundo de juego. Si desde la tribuna gritaban y agitaban sus bocinas, en el parqué el quinteto dispuesto por Javi Llorente se pegaba con el Melilla por cada balón. Sin el concurso del omnipresente Jason Cain tenían que multiplicarse los peixiños sobre el parqué. ¡Y vaya si lo hicieron!. Desde el primer segundo dejaron claro que no venían a esta categoría de paseo, sino para competir y quedarse en ella muchos años.

La superioridad del Peixe quedó clara ya en el primer cuarto, apoyados en el acierto desde la línea de tres del debutanto Miso y Mugica que con un lanzamiento sobre la bocina puso el 23-17 con el que se llegó al final del primer cuarto. Antes, Tim Derksen se dedicó a hacer de las suyas con sus incursiones entre las torres de Melilla que veían como el rubio de Arizona depositaba con sutileza el balón en el interior de la canasta.

No bajó el ritmo el cuadro del Javi Llorente en el segundo acto, en el que Miso cedió el protagonismo a dos viejos rokeros de la escuadra marinense. Gregorio Adón y Manu Ferreiro se multiplicaban en labores defensivas y contribuían de buena manera al incesante goteo de puntos del cuadro de A Raña. El dominicano cazaba todo cuanto balón sobrevolaba el aro marinense y se lo daba rápido al base vigués que repartía juego y hasta se atrevió, con acierto, desde el perímetro. Solo unos minutos de esplendor africano cegó el acierto marinense. Arteaga y Ott se encargaron de reducir la diferencia a cuatro puntos. Un espejismo que Miso y Adón rompieron para elevar a doce puntos la diferencia entre el gandor play-off de ascenso y el recién ascendido al descanso.

Temían en A Raña haber despertado a la bestia que se ganó el curso pasado el acceso a estar en ACB, pero los únicos monstruos que salieron del tunel de vestuario eran azules y despertaban un miedo atroz en las filas visitantes que no se encontraban a gusto ni ataque ni en defensa. Solo alguna aisalada incursión a través de su juego interior pueso en aprietos a un Marín que navegabaviento en popa hacia su primer triunfo de oro impulsado por un incombustible Derksen, muy bien secundado por Adón, Mugica y Miso.

Si algo le faltaba al partido era un poco de picante. Y el despertar tardío del Melilla se lo puso. Presionaron la salida del Peixe, empezaron a capturar rebotes y hasta empezaron a meter triples. La diferencias se redujeron a la mitad y A Raña temblaba. Pero de nuevo emergió la figura de Miso y Derksen para devolver la euforia a Marín de un inicio prometedor e histórico.