La Pantojilla que se enamoró de Caldas

María Hermida
maría hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

LUZ CONDE

Triunfa en las verbenas gallegas poniendo voz a las conocidas coplas de la tonadillera caída en desgracia

13 ago 2016 . Actualizado a las 11:37 h.

Seguramente, más de una vez les hayan hecho el chiste fácil. Pero hay que repetirlo: quien casó a Estela Rodríguez y Manuel García, ambos naturales de Valladolid pero vecinos desde hace más de una década de Caldas, debería haber puesto un añadido cuando dijo eso de unidos en la salud y la enfermedad e incluir en esa lista también la música. Resulta que se enamoraron, allá a principios del siglo XXI, al coincidir actuando en la misma orquesta. Pasaron por varias formaciones y, actualmente, siguen compartiendo escenario. Ahora lo hacen en el grupo Samba. Ella como cantante. Y él como pianista. Los dos tienen historias curiosas detrás. Pero ella se lleva la palma; es La Pantojilla gallega. No tiene vínculos familiares con la tonadillera caída en desgracia, pero el arte con el que interpreta sus coplas hizo que se ganase el apodo. Poder charlar con ellos es casi un milagro. Van a verbena por día y, si les toca sesión vermú, no pasan por cama entre una y otra fiesta. Anteayer en Lalín, ayer en Xermade... Y el domingo en su tierra, Caldas. «En verano no se puede parar», dicen.

Todo empezó por accidente. Estela estudió para ser profesora de baile flamenco y por ahí encaminó sus primeros pasos profesionales. Enseñaba a hacer coreografías a los componentes de una orquesta. En esas estaba cuando la cantante de esa formación, que tenía que poner su voz para que pudiese hacerse el ensayo, se puso enferma. Ella, muy resuelta, cogió el micrófono. «Era una canción de estas del verano, de Marcela Morello, y yo me la sabía de la radio... Así que me puse a cantarla. La sorpresa fue que llegó por allí el jefe de la orquesta, me vio y me pidió que saliese fuera. Yo pedí disculpas porque creí que me iba a reñir... Y resulta que lo que quería era que me quedase como cantante». Así dio el salto al mundo de la canción y conoció a Manuel, que ya tocaba en la orquesta. Se enamoraron, se casaron y un día decidieron venirse a Galicia.

«Nos surgió una oportunidad laboral, yo me vine a la orquesta Montecarlo y luego Manuel también se vino. En Galicia está la créme de la créme de las orquestas... Había que venir», dice Estela. Todo ello ocurrió hace trece años. Vivieron primero, un corto período de tiempo, en Arzúa y luego, también por accidente, o más bien por casualidad, acabaron en Caldas. Y ahí continúa su campamento base. «Estoy enamorada de este sitio y de la gente, todo lo maravilloso que diga de Caldas es poco», añade Estela Rodríguez. Habla ella con una energía tremenda. Y eso que tiene anginas, durmió menos de seis horas y en un suspiro volverá a subirse a la furgoneta para llevar su voz a otra verbena.

Enamorada de la copla

Estela va vestida de calle. Y uno la imagina de noche, con ese arsenal de minivestidos que suelen llevar las cantantes de orquesta. Pero ella advierte: «Yo la ropa que uso es la que me pongo cualquier noche. Tengo vestidos especiales de coplera, pero poco más. Creo que tienen que valorarte por tu arte, por lo que cantas, no por tu estilismo», dice. Y parece que está consiguiendo su objetivo. Lo suyo, sobre todo, son las coplas. Especialmente, le gusta cantar una selección de temas de Isabel Pantoja en la que no faltan Marinero de luces y otros clásicos de la tonadillera. Se ríe cuando lo cuenta. Y pregunta: «¿Tú no sabes cómo me llaman a mí por ahí, no?». Y ahí es cuando cuenta lo de su apodo: «Soy La Pantojilla. Esas canciones de la Pantoja me las piden siempre.. Por eso me lo llaman». También le gusta cantar sevillanas. Y dice que en Galicia tienen tirón. «Yo en invierno voy mucho a cantar a bailes de mayores, y les encantan», señala Estela.

Es hablar de su arte, y que Manuel intervenga: «Es una de las voces más respetadas de Galicia», dice él. Y ella se apura a añadir: «Él sí que es un virtuoso, compone temas con una facilidad tremenda». Dicen que llevan bien estar juntos 24 horas, en casa y sobre el escenario. No se ponen demasiado de acuerdo sobre quién recibe más piropos o incluso proposiciones de ligue. «Claro que me preguntan por la chica de la orquesta, me piden su teléfono y me dicen que es guapísima... Eso pasa siempre. Uno se acostumbra a que piropeen a su mujer y a mí me gusta que sea así... Yo los animo a sacarse una foto con ella. Ella es la que más admiradores tiene», dice Manuel. «Los músicos también ligan mucho. A mí cuando me dicen que el pianista es muy guapo y me piden su teléfono... El número no se lo doy, pero también animo a que le pidan una foto y les digo que tienen muy buen gusto», añade Estela entre carcajadas.