La neurociencia al servicio de las catas de vinos

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Miembros del instituto de neurociencia Irians se han desplazado hasta Pontevedra para realizar una nueva fase del experimento.
Miembros del instituto de neurociencia Irians se han desplazado hasta Pontevedra para realizar una nueva fase del experimento. Ramón Leiro< / span>

El pontevedrés Raúl Villamarín impulsa un experimento para mostrar cómo la música influye en el gusto

19 feb 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

El pontevedrés Raúl Villamarín, conocido por ser capaz de detectar mentiras observando el rostro de su interlocutor, se ha embarcado en un nuevo proyecto en el seno del instituto de neurociencia Irians que fundó en Bombay (India) junto al inglés Indroneel Chatterjee: poner de manifiesto cómo se puede engañar al cerebro a la hora de elegir un vino. Ambos tienen claro que el saber puede varias en función de las circunstancias ambientales que rodeen a una degustación. E incluso, un mismo caldo puede tener mejor sabor en función de la compañía con la que uno esté.

«No se trata solo de cómo sabe o huele el vino, sino de cómo el conjunto de los sentidos determinan la percepción de cada uno. En este caso, nos centramos en un sentido en particular, no en el gusto o el olfato, sino en el oído. Cómo los sonidos pueden variar la percepción del sabor, cómo diferentes frecuencias o variaciones pueden influir a la hora de degustar el vino», señaló Indroneel Chatterjee. «El consumo del vino no solo depende de su sabor, también está influido por otros aspectos. Lo que el experimento busca es de qué manera incide el estímulo, en este caso musical, sobre la percepción gustativa y olfativa», añadió.

En su momento, Raúl Villamarín indicó que este experimento, que enmarcó en el ámbito del neuromárketing, consistirá «en la degustación de veinte muestras de vino, diez de blanco y otras tantas de tinto, acompañada de clips musicales a intervalos de dos minutos». De este modo, veinticinco participantes -un número que finalmente se quedó pequeño- realizarán una cata con cada variación musical y cubrirán un cuestionario.

«No voy a adelantar qué música sonará de trasfondo para que los participantes no puedan conocerla de antemano», bromeó Chatterjee, de igual modo que se busca la honestidad en las respuestas. Aditi Chatterjee, directora de recursos humanos de Irians, se mostró convencida de que no será difícil conseguir que los asistentes sean honestos a la hora de consignar sus respuestas, toda vez que desconocen qué es el sentido exacto de estas preguntas y el objetivo que se busca con ellas. Además, en ningún caso, se les preguntará sobre la música.

Ya se han realizado catas experimento en Mombai (India) hace ya algunos meses y está previsto realizarla también en Oxford (Inglaterra). Estos dos estudios se complementarán con el que se realice en la provincia y se pondrán en conjunto para concretar, entre otras cuestiones, la manera en la que influye o interactúa la cultura a la hora de decantarse por un sabor. Desde Irians tienen el convencimiento de que esto es algo muy importante para todas aquellas bodegas -en el experimento de esta tarde participan nueve de la provincia de Pontevedra- que quieran abrir mercado en otros países y continentes.

«Sé que existen diferencias culturales. ¿Cuáles? No lo sé, saldrán durante el experimento». A este respecto, Indroneel Chatterjee aludió al caso de aquellas regiones o naciones que se podrían considerar como unas recién llegadas al mundo del vino. «Para ellas es muy importante fijarse en países como España donde el vino se ha establecido como una parte más de la cultura», subrayó el cofundador de Irians, quien evitó realizar cualquier predicción sobre el resultado del experimento, ya que esto podría invalidarlo.

A la hora de remarcar la importancia que este tipo de experimentos tienen para las empresas, se refirió a un estudio focalizado sobre una tienda que ofrecía vino alemán y francés. Al parecer, está demostrado que cuando sonaba música de trasfondo de uno u otro país, las ventas de los caldos de esa nación en concreto quintuplicaban a las del otro. De igual modo, el mismo vino servido en dos tipos de copa distintas es degustado de forma diferente.

«Nuestro cerebro reacciona a la música ambiente, pero también a todo lo que nos rodea en el momento de degustar el vino. Se podría decir que nos engaña», concluyó la pontevedresa María Luisa Rodríguez.