La retirada más amarga

Nieves D. Amil
nieves d. amil PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

RAMON LEIRO

El jugador del Sanxenxo, Óscar Guimeráns, dice adiós al fútbol por prescripción médica tras una vida de altibajos por un tumor que le detectaron a los 19 años

25 oct 2015 . Actualizado a las 16:45 h.

«He tenido que luchar por volver a jugar seis veces y no me importa si hay una séptima». Con estas palabras, Óscar Guimeráns advertía hace un año que el tumor que le detectaron con 19 años no lo iba a apartar de su pasión. Hoy, en las filas del Xuventú Sanxenxo, se ha visto obligado a decir adiós al fútbol por prescripción médica. El tumor no ha reaparecido, pero las consecuencias del mismo, sí. Las repetidas operaciones y sesiones de radioterapia han mantenido a raya a un tumor benigno y muy agresivo, pero el brazo ha quedado tocado. «El linfedema se estaba agravando, al sacarme los ganglios, digamos que el líquido linfático se acumula y se me hincha el brazo», señala Guimeráns, que sabía que el deporte a un nivel tan exigente no beneficiaba a esta dolencia. Los médicos que lo operaron en Pamplona se lo advirtieron en junio, pero el jugador pontevedrés quiso intentarlo. Sin embargo, tres semanas sin entrenar y el último fin de semana en la cama le llevó a replantearse su situación deportiva. El lunes llamó a sus médicos y no le dieron otra opción, que no fuese decir adiós al fútbol activo.

Con la tristeza que conlleva despedirse de su pasión, llamó al entrenador del Sanxenxo, Salva Tomé, y le comunicó que no podía seguir. «Me dieron su máximo apoyo, no puedo poner en riesgo mi salud, al jugar estaba haciendo algo contraproducente», explica Óscar Guimeráns, que está a punto de cumplir una década de calvario médico. Cómo filosofía de vida tiene la lucha grabada a fuego. Agarrado a ella seguirá. En diciembre se sacará el título de entrenador de fútbol nacional en el que está inmerso desde hace meses e intentará ver su pasión desde el banquillo. Mientras, como dice él con grandes dosis de humor: «Haré deporte de dominguero, tengo que llevar una vida normal, con masajes linfáticos y algún cuidado». No puede exigirle más a su cuerpo. Óscar Guimeráns asegura que aunque a día de hoy no va a poder jugar, «voy a sentir partícipe, estaré en los momentos en qué pueda apoyar a mi equipo».

Esta es su primera temporada en el Xuventú Sanxenxo. Fue una de las últimas incorporaciones de verano al equipo después de una larga trayectoria que le llevó por el Ribadumia, Arousa y Pontevedra, entre otros. Su carrera deportiva apuntaba alto cuando a sus 19 años un tumor entre el pecho y la axila le puso una piedra en el camino, que a pesar de golpearla con fuerza volvió a desafiarlo hasta en seis ocasiones.

El mediocentro pontevedrés destacó en las categorías base desde muy pequeño, lo que le llevó a fichar por el Deportivo, donde empezó desde abajo. Y justo cuando estaba a punto de dar el salto al Fabril, llegó la enfermedad. El calvario de médicos y operaciones le cerró la puerta de ese equipo y cuando se recuperó, fichó por el Pontevedra, donde jugó dos años en Segunda B, pero una vez más volvió el tumor y de las filas granates saltó al Portonovo. Cada vez que lo operaban tenía que estar cerca de seis meses apartado del equipo entre quirófano y radioterapia. Arousa, Ribadumia y ahora Sanxenxo. Por intentarlo que no quede, pero esta vez los médicos le han dado un ultimátum por su salud. «Es fastidiado porque quería seguir jugando, tendré que practicar pádel, algo de bici o caminar», explica Guimeráns, que esta vez se tomó en serio la retirada. «Tenía el brazo tan hinchado que no podía ponerme la ropa», recuerda ahora que seguirá librando la batalla desde el banquillo.