Anguila del Ulla versus almeja de la ría

Serxio González Souto
SERXIO GONZÁLEZ VILAGARCÍA / LA VOZ

PONTEVEDRA

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La ameixa roxa cerró ayer el ciclo que en julio abrieron en A Illa las navallas. mónica ferreirós< / span> fotos< / span>

Valga y A Illa despidieron la temporada estival con dos productos clásicos de la cocina tradicional

31 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Ninguno de los dos son los reyes del recetario. No, al menos, de acuerdo con los paladares del momento, más sofisticados y en muchos sentidos exigentes, aunque también más proclives a dejarse envolver por la engañifa de la moderna alquimia culinaria. La anguila fue durante siglos un alimento apreciado en toda Galicia, que hoy encuentra en Valga uno de sus reductos más sólidos. Veinticinco años acaba de cumplir uno de los últimos eventos gastronómicos del verano en la ría, siempre de la mano de la Mostra da Caña Artesanal. No muy lejos, en el corazón de el mar de Arousa, bajaba el telón todo un ciclo culinario que, cada fin de semana, ha convertido al paseo de O Cantiño, en A Illa, en lugar de peregrinaje para comensales en busca de buen producto y preparaciones honestas. Se inició la secuencia en julio, con las jornadas dedicadas a la navalla, y concluyó ayer con la ameixa rubia, también denominada ameixa roxa, como protagonista. Hermanas menores de las dos especies autóctonas más apreciadas, la fina y la babosa, las sabrosas almejas listadas pudieron ser degustadas a la marinera, abiertas a la plancha con ajo, o en asociación con fabas o fideos.

Con el pescado ya vendido

A orillas del río Valga, en realidad, el pescado estaba ya vendido desde el sábado. Fue entonces cuando la vigésimo quinta edición de la Festa da Anguía despachó el grueso de las raciones, en sus dos recetas más célebres, frita o empanada, aunque Cunqueiro recomendaba una salsa verde, en caso de tratarse de ejemplares de buen tamaño, y recordaba la tradición de conservarlas ahumadas, colgadas de cestas de mimbre sobre la lareira. Que la anguila da bastante más de sí lo demuestra la segunda ruta de tapas que, organizada por el Concello, reunió a 16 establecimientos en la pugna por los tres mandiles a concurso.

Ganó la Anguía á mariñeira del bar Alba, seguida por la Muiñeira do areal, de la cafetería del auditorio y por la Anguía ao estilo pontellón, del bar del mismo nombre. Mandiles de oro, plata y bronce. Para redondear la degustación, sin por ello perder la cabeza, nunca biene mal un tróspiro de caña del Ulla, cuyos aguardientes encontraba el maestro de Mondoñedo «finos e soaves». Antonio Santiago, Francisco Taibo, Fermín Rodríguez y Antonio Castaño, distinguidos por su contribución a la fiesta, conocen a la perfección el antiguo arte de la destilación en alambique.

Con el pescado más o menos vendido, decíamos, los últimos compases de la celebración se consagraron al mercado pirata, la comida popular que reunió a dos centenares de personas bajo las carpas, a ese ánimo medievalizante que tanto abunda últimamente en cualquier festejo y ha despertado un inusitado interés por la cetrería y disciplinas como el tiro con arco, y un amplio surtido de elaboraciones artesanales, que comienza por las gominolas de calimocho, gintónic o vodka con naranja, y terminan por los licores de mojito.

El gran comedor de O Cantiño

Además de su apelación directa al paladar, la ameixa roxa de A Illa se rodeó de un fin entre lo social y lo deportivo. Uno de los clubes isleños se ha encargado, cada fin de semana, de gestionar la fiesta gastronómica. En esta ocasión, fueron los integrantes del Dorna de baloncesto los encargados de servir el último banquete estival. Las navallas, la paella, las tortillas, las croquetas y las empanadas, también de mejillón, acompañaron al molusco rubio en un menú en torno al que, el sábado, se reunieron los patrones mayores de las cofradías de la ría, en pie de guerra ante la Xunta para tratar de salvar un sector que alimenta los bolsillos de toda la ría. En la ameixa rubia tienen, por cierto, un importante aliado. En la lonja de A Illa ha llegado a cotizarse a 11 euros el kilogramo, lo que, con la que está cayendo, no está nada mal.

EL VERANO GASTRONÓMICO BAJA EL TELÓN EN AROUSA

La anguila pudo degustarse en sus dos recetas clásicas: frita

o en empanada

La ameixa rubia

o roxa se elaboró a la marinera,

al ajillo y con fabas y fideos