«Las paredes se llenaron de sangre»

Alfredo López Penide
LÓpez Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Instante en el que David Oubel sale del coche para entrar en el juzgado de Caldas.
Instante en el que David Oubel sale del coche para entrar en el juzgado de Caldas. capotillo< / span>

Los pocos detalles que han trascendido del crimen permiten, no obstante, dibujar una imagen del escenario que se encontraron los investigadores

02 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El mutismo oficial es absoluto. Las coletillas «bajo secreto de sumario» o «está siendo objeto de investigación» acompañan a todas las preguntas, incluso, aquellas que podrían considerarse como más banales. «¿Quién descubrió los cuerpos de las niñas?» o «¿cómo se enteraron los agentes de la Guardia Civil?» son ejemplos de cuestiones que han tenido esas respuestas desde los medios oficiales. No obstante, los pocos detalles que han trascendido revelan un escenario que los propios agentes del instituto armado o los forenses tardarán en olvidar.

Las fuentes consultadas hablan de que la vivienda en la que se produjo el crimen es moderna, recientemente reformada. Una fotografía que contrasta con la de la habitación donde se cree que David Oubel pudo haber degollado a sus dos hijas de 4 y 9 años, cuyas paredes quedaron salpicadas de sangre. El padre de las pequeñas estaba oculto en un aseos cuya puerta tuvo que ser derribada. Yacía en la bañera, al parecer, aturdido y con heridas, aparentemente autoinfligidas en muñecas y brazos, junto con otra superficial en el lateral del cuello. Todas se consideraron leves.

El matrimonio

Quince años de convivencia. David Oubel y su esposa Rocío Vieites establecieron su domicilio familiar en el lugar de O Casal, en San Martiño de Laxe (Moraña), a escasa distancia de la vivienda en la que reside la madre de esta última. Con el paso del tiempo nacieron las dos pequeñas, Candela, de 9 años, y Amaia, de 4. Durante la convivencia, oficialmente, no se tuvo constancia de problemas graves de pareja, ni de denuncias previas ante la Guardia Civil. Desde el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia confirmaron este extremo, esto es, no consta que el morañés tenga antecedentes por violencia de género, ni que pese orden de alejamiento con respecto a nadie.

La separación

Abrupta y sorpresiva. Cuentan allegados de la pareja que la separación se produjo a instancia de David Oubel, quien inició una relación sentimental con otro hombre. La decisión causó sorpresa entre quienes los conocían, los cuales emplearon estos días el adjetivo «abrupto» para definirla. A partir de entonces, supuestamente, la relación entre Rocío Vieites y su familia con el supuesto parricida se tensó. Distintas fuentes apuntaron que, desde aquel momento, el entorno de la madre de Amaia y Candela comenzó a descalificar el cambio de vida del que hasta entonces había sido su marido.

La custodia

Regulada judicialmente. Desde la Subdelegación del Gobierno en Pontevedra precisaron que ambos progenitores tenían la custodia compartida de las dos pequeñas. Todo parece indicar que las últimas dos semanas las habían pasado con David Oubel, quien aparentemente tendría que habérselas reintegrado ayer a su madre.

Días previos

Aparente normalidad. Nada hizo presagiar el escenario con el que se encontró la Guardia Civil este viernes en la vivienda de O Casal. El morañés, su novio y las dos niñas fueron vistos este domingo por el entorno de la carballeira de Santa Lucía donde se celebraba la Festa do Carneiro ó Espeto poco antes de que acudiesen a las celebraciones de cumpleaños de un familiar. Igualmente, a lo largo de esta última semana, se le pudo ver en distintos momentos disfrutando de la compañía de las pequeñas. «Era un pai normal, coma calquer outro», reiteró ayer una vecina, comentario que compartieron compañeros del gimnasio al que habitualmente acudía David.

El Crimen

Degolladas con una radial. Y llegó el último día de julio. Vecinos de San Martiño de Laxe afirmaron que esa mañana vieron a David paseando con sus dos hijas. Sobre las diez de la mañana, como ya había pasado en multitud de ocasiones anteriores, la música comenzó a atronar. Una hora y media más tarde, aproximadamente, el silencio se apoderó de la casa. Se sospecha que fue, en algún momento de ese período de tiempo, cuando se produjeron las muertes. Pocos minutos después, sobre el mediodía, la Guardia Civil localizó los cuerpos sin vida de las niñas y al propio David en el baño. Algunas fuentes señalaron que había hecho llegar una nota o una carta certificada a su exmujer dando cuenta de sus intenciones, de igual modo que habría llamado por teléfono a la policía comunicando que acababa de matar a las niñas y que iba a quitarse la vida.