«El PXOM significó una disensión profunda y pudo romper el pacto»

Elena Larriba García
Elena larriba PONTEVEDRA / LA VOZ

VILABOA

Louro hace balance y asegura que el Partido Socialista ha hecho un buen trabajo en el Concello.
Louro hace balance y asegura que el Partido Socialista ha hecho un buen trabajo en el Concello. ramón leiro< / span>

El líder socialista deja el Concello, después de haber sido forzado en el 2011 a ser candidato

01 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Tiene una dilatada carrera política en altos cargos y vive sus últimos meses como teniente de alcalde y responsable de Urbanismo del Concello de Pontevedra. Antes de las primarias del PSOE local, Antón Louro confirmó su decisión de no optar de nuevo a la alcaldía de Pontevedra, cediendo el testigo a Agustín Fernández. Y rinde mandato intentando desenquistar proyectos de gran calado, como Tafisa o la ONCE, mientras se agranda la brecha con sus socios de gobierno del BNG a medida que se acercan las elecciones municipales.

 

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¿Cuáles son las razones que le llevan a dejar la política local?

-La política vive su tiempo y el Partido Socialista también. Se requiere renovación, nuevos entusiasmos, nuevas energías y hay que abrir paso a una nueva generación, a un cambio generacional en la política local.

 

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¿Se va satisfecho o decepcionado? ¿Cuál su balance?

-El grupo socialista ha hecho un buen trabajo y ha dado resultado. La sinergia entre Turismo y Deporte como factores atractivos para que la gente venga a Pontevedra ha sido un gran acierto, que los compañeros Tino y Carlota gestionaron muy bien. En el área que yo llevo más directamente, creo que también hemos hecho un buen trabajo, acelerando la gestión diaria del urbanismo. También hemos intentado darle a la ciudad un nuevo PXOM que, por circunstancias ajenas a los intereses municipales, no ha cuajado. Porque el PP y el BNG dificultaron que se concretara la redacción de un nuevo documento.

 

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¿Por qué no le apretó antes las clavijas a Lar y a la ONCE?

-Estamos viviendo un momento económico muy complicado. Hay que ir también al ritmo de las empresas y esforzarse en el diálogo y el entendimiento. Con Lar hemos mantenido siempre una buena interlocución y la urbanización está rematada. Solo falta entregarla al Ayuntamiento. Eso supuso invertir en Pontevedra 5 millones de euros. Si nosotros hubiéramos acelerado más las cosas, igual no se hacía esa inversión. En el caso de la ONCE hemos intentado explorar distintas posibilidades y había operadores interesados, pero no se concretaron. Ahora ha llegado el momento de poner las cosas en su sitio. O se concreta el convenio, o se renegocia, o se rompe. Permanecer más tiempo en stand by sería ir en contra de los intereses de los pontevedreses y yo estoy aquí para defender por encima de todo, por encima de mi partido y por encima de la ONCE, a Pontevedra.

 

-¿Qué espina se lleva clavada?

-No hay modelo de ciudad, ni proyecto de ciudad sin un Plan de Ordenación. El plan es el que debe pilotar ese modelo y ese proyecto. Las ciudades más dinámicas y con menos problemas de empleo son aquellas que han sabido dotarse de suelo industrial y comercial, y han sabido darse un crecimiento ordenado.

 

-¿Dejar la Delegación del Gobierno para ir a por la alcaldía fue un error suyo o le forzaron?

-Hubo de todo en esa historia, pero raras veces me arrepiento de lo que hago con convicción. El partido me reclamó y entendió que era la persona más adecuada para encabezar la candidatura hace cuatro años. Yo decía que no, y lo fundamenté. Defendí más que nadie lo poco conveniente que podría ser eso. Pero, entre todos, llegamos a la conclusión de que debía dar esa batalla. No me podía negar y no me negué. Desde la dirección del partido en Galicia y en Pontevedra se entendió así y yo soy una persona que se debe al partido, a la organización, y por lo tanto, a la ciudad. El PSOE puede hacer gala de su generosidad para que Pontevedra tenga un gobierno estable.

 

-¿Pensó en dimitir antes de acabar el mandato?

-Pensé en dimitir el día que perdimos las elecciones, pero me pareció que podía tener un punto de deslealtad con la gente que te acababa de votar, y a mí no me gustan las deslealtades. En aquel momento tenía la oportunidad de ir al Congreso o al Senado, pero me pareció que era darle la espalda a Pontevedra para que una persona se sintiera más acomodada políticamente. La decisión fue estar en el Ayuntamiento cuatro años, cosa que agradezco profundamente al partido y a la agrupación.

 

-¿Las tensiones con el BNG afloran más ahora por la proximidad de las elecciones?

-Desde el principio hay desencuentros de fondo. El BNG y el PSOE tienen anclajes ideológicos diferentes y eso aflora en la gestión diaria. Es normal. El Partido Socialista quiso tener voz propia porque hay cuestiones que están dentro y fuera del pacto. Dentro está el PXOM y ahí tuvimos una disensión profunda. Pudo haber significado la ruptura del pacto, pero entendimos que sería malo para Pontevedra dejar un gobierno en minoría. Hicimos lo conveniente para la ciudad, pero probablemente lo inconveniente para el PSOE.

 

-¿La guerra del compost es una estrategia electoral?

-En absoluto. Es una iniciativa escandalosa y no puedo entender que Lores se comprometa con un proyecto de Louzán. No es una planta de compost. Es un centro de tratamiento de residuos que incluye también un vertedero. Esa guerra ya la libramos contra la empacadora en Vilaboa y no damos entendido que ahora haya un gran entusiasmo por un proyecto de vertedero. Vale que Louzán defienda eso, pero no que el alcalde haga seguidismo. No sé qué cuestiones habrá por medio, pero a Pontevedra no le conviene.

 

-El PSOE está en una situación complicada. ¿Cómo afrontan las municipales?

-No me toca a mí señalar las debilidades del PSOE y menos en precampaña. Las grandes cosas que se hicieron en Pontevedra en los últimos 25 años llevan el sello del Partido Socialista con actuaciones desde el Gobierno de España, desde la Xunta y desde el Concello. A nivel local, en los últimos 16 años hemos sido una pieza fundamental para que Pontevedra pudiera mejorar pero un gobierno monocolor socialista hubiera dado mejor resultado.

 

-¿Temen que formaciones como Podemos pueden dejar al PSOE como un partido residual?

-En absoluto. El PSOE ha recorrido caminos muy difíciles de sangre, sudor y lágrimas. La inmensa tarea que ha hecho el PSOE es construir igualdad en la sociedad española. Somos más iguales y es justo reconocerlo. También hemos cometidos errores, pero una vez corregidos no podemos mirar atrás permanentemente para regodearnos en ellos. Hay que mirar para delante y resolver los problemas que tiene este país.

 

-¿A nivel orgánico fue un acierto o un error darle el poder a Vigo?

-No hemos dado el poder a nadie. Lo que hay es un proyecto compartido por las grandes ciudades y localidades. Y ahí estamos todos. Una organización es fuerte cuando sus miembros creen que hay que estar cohesionados y es débil si creen que hay que estar dividiéndola permanentemente. No sé a quien le divierte eso, pero hace inútil a un partido. El PSOE está cohesionado.

 

-¿Abel Caballero es un referente para el partido?

-Abel es un hombre de larga tradición en el PSOE y se ha revelado como un gran alcalde, que sabe poner siempre por delante los intereses de su ciudad con contundencia y claridad, aunque a algunos no le guste.