Ilusiones rotas y renovadas

Roberto Antón EN PROCESO

PONTEVEDRA

01 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

P

ara poder evolucionar y desarrollarnos de una manera óptima uno de los ingredientes fundamentales es el de la ilusión. En los momentos en los que todo parece ir mal, en aquellos instantes en lo que nos rodea no acaba de ofrecernos la satisfacción deseada, la única salida es levantar la cabeza e ir oteando el horizonte con vistas a algo que queremos lograr en el futuro. Y, una vez elegido el objetivo, tenemos que comenzar a dar pequeños pasos hasta conseguirlo.

Quizás nuestra ilusión esté depositada en finalizar una formación que nos permita tener una mayor expectativa laboral, puede tener que ver, tal vez, con ahorrar un dinero para realizar un viaje o juntar la cantidad económica suficiente para permitirnos disfrutar de nuestra jubilación con mayor tranquilidad.

El problema está cuando además de tener un presente sin demasiadas luces, se van alejando las expectativas de futuro, y se quiebra la posibilidad de formarse, de disfrutar de momentos de satisfacción o de un merecido descanso. Es posible que esos sueños arrebatados, esas ilusiones truncadas no puedan llevarse a término ahora, y eso es un fuerte golpe difícil de asumir para nuestra moral.

No obstante, a pesar de las inclemencias y de los sueños rotos, la vida continúa, y no tenemos posibilidad de quedarnos parados. Quizás esa ilusión tenga que ser temporalmente sustituida por otra, o puede que ese sueño tenga que ser aplazado hasta un momento mejor, porque en realidad lo único que nos puede alejar todavía más de esa ilusión es quedarnos bloqueados, sin hacer nada. Esto nos alejaría más, si cabe, de nuestro sueño, de nuestra ilusión.

En ocasiones por suerte, y en otras por desgracia, el cambio es lo único constante, y lo que ahora mismo es oscuridad y falta de expectativas, puede convertirse en ilusión en un futuro próximo, de modo que podamos recuperar nuestros sueños.

Algunas cuestiones se nos escapan y no dependen de nosotros. Esas será mejor dejarlas a un lado, pero las que sí dependen de lo que hagamos han de aprovecharse al máximo para que más temprano que tarde, podamos reencontrarnos en el camino de la ilusión. Y para que podamos retomar aquella formación que tuvimos que dejar, ahorrar para aquel viaje soñado o, incluso, ir guardando para una jubilación tranquila.