Se sacude el intento del BNG de compartir el desgaste por el rechazo a la planta y recuerda que desde el inicio fue una propuesta del Concello
22 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.«Maniobra de distracción», «incoherencia», «demagoxia». Rafael Louzán, el presidente de la Diputación, se sacudió ayer, a golpe de reproches hacia el Concello de Pontevedra, el intento del ala nacionalista del gobierno local de compartir con la Diputación el desgaste que puede suponer la construcción de la planta de compost en Pontevedra. Louzán reaccionó ayer a las palabras del portavoz del gobierno municipal, Raimundo González Carballo, que el pasado lunes trató de pasar la pelota a la Diputación tras los primeros movimientos vecinales en contra de la planta en A Canicouva. «A competencia do Concello era por a disposición os terreos. A partir de agora, é competencia da Deputación», dijo González Carballo entonces.
Louzán, visiblemente molesto, respondió ayer con un relato cronológico de cómo se gestó la idea de una planta en Pontevedra. «O BNG foi quen plantexou unha planta de compost. O BNG trae unha proposta que é compatible coa Lei de Residuos de Galicia e a partir de aí se ve que pode resultar interesante». Tras ello, se firmó un protocolo de colaboración entre ambas instituciones, aunque el Concello se mostró incluso partidario de acometer en solitario la planta de compost si no encontraba apoyo.
«Gobernar é actuar con responsabilidade e tomar descisións. Dá a sensación de que o Concello, coa planta de compost, está a dar bandazos», espetó Louzán. «A incoherencia dos gobernantes de Pontevedra é manifesta», arremetió en una segunda argumentación, en este caso para evidenciar la tensión entre los socios de gobierno que está provocando la diferencia de criterios entre BNG y PSOE, estos últimos en claro desacuerdo con que Pontevedra albergue una planta de compostaje. «Son incapaces de sacar adiante absolutamente nada», continuó, para acusarles además de ser rehenes de las actitudes pasadas frente a iniciativas como la empacadora de basuras de Vilaboa, frustrada a finales de la década de los noventa por las intensas protestas.
Louzán sostiene que lo que se está tratando desde el Concello de Pontevedra es de «desviar a atención» para evitar que se focalice el debate en lo que el presidente de la Diputación considera los verdaderos problemas de la ciudad, como «a carencia de infraestructuras deportivas», la paralización del Plan General o la tensión entre socios de gobierno. Una coalición que, dijo, solo se mantiene «polo interés de cobrar as nóminas a fin de mes».