Once y Tafisa, dos pufos irremediables

Eugenio Giráldez
EUGENIO GIRáLDEZ PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Louro ha dado de plazo a Lar hasta finales de febrero para que urbanice el solar de Tafisa.
Louro ha dado de plazo a Lar hasta finales de febrero para que urbanice el solar de Tafisa. capotillo< / span>

La incapacidad manifiesta para que se desarrollen ambos proyectos inmobiliarios constituye un evidente fracaso urbanístico en la historia reciente de la ciudad

19 ene 2015 . Actualizado a las 11:53 h.

Antón Louro va a rematar la legislatura municipal -y de paso, su dilatada carrera política de cinco lustros en cargos públicos- lidiando hasta el aburrimiento con dos marrones urbanísticos heredados: el solar de Tafisa y la nueva sede de la Once.

A pesar del voluntarismo del teniente alcalde, que aún intenta apremiar a los promotores de tales proyectos, se trata de sendos desarrollos inmobiliarios fallidos que en los apenas cinco meses que restan para el siguiente envite electoral seguirán sin resolverse.

Son dos emprendimientos pinchados por la misma aguja que reventó la burbuja inmobiliaria. Teóricos proyectos estrella que han terminado en culebrones. Se presentaron como polos de desarrollo urbanístico y han concluido en severos fracasos.

La Organización Nacional de Ciegos se ha marcado en Pontevedra, una ciudad con la que aparentemente mantenía un idilio particular, uno de los más clamorosos pufos que quepa recordar, mientras el Concello ha hecho el panoli de modo evidente. Bajo el compromiso -firmado en un convenio del año 2006- de realizar un nuevo centro de recursos educativos, y de paso un aparcamiento subterráneo público para la zona este de la ciudad, la Once se benefició de una recalificación urbanística de sus terrenos en Campolongo y le colocó al Concello el antiguo Colegio Santiago Apóstol.

La vieja sede se caía a trozos. Se pretendió convertirla en residencia universitaria pero no servía para tal fin. Lores, muy condescendiente con la Once, a la que nunca critica pese a los sobrados motivos, decidió seguir con ese equipamiento. «Se emperró», le criticaron los socios de gobierno, que llegaron a hablar de «connivencia». Pero a pesar de las objeciones del PSOE que originaron una nueva tensión del bipartito, el ala BNG decidió la inversión de 200.000 euros en acondicionar aquel caserón que ahora se dedica a centro cívico para diversos colectivos sociales de la ciudad.

De modo que, mientras el Concello se ha lastrado con ese inmueble, la Once ha incumplido su parte del acuerdo, de modo flagrante, habiendo transcurrido ya nueve años de dilaciones.

Y a pesar de los requerimientos de la concejalía de Urbanismo, no tiene pinta de retractarse. Más bien se meterán en un contencioso jurídico previsible, ya que la administración municipal instará la devolución de la parcela cedida en A Eiriña y también debería requerir el reintegro del dinero invertido en el antiguo colegio.

Más asumible

Aún así, para la Once siempre será más asumible esta salida ya que les saldrá más barata que acometer el proyecto previsto, evitándose una inversión de cerca de cuatro millones de euros que había comprometido.

Con el proyecto de desarrollo inmobiliario en el viejo solar de Tafisa, prácticamente se calca otro pufo como el protagonizado por la Once. Con el agravante de que viene de más atrás, concretamente del 2003, año en que se firmó el convenio urbanístico.

La inmobiliaria Lar ha acumulado incumplimiento tras incumplimiento en una secuencia interminable desde que reculó de su planeamiento inicial, que pretendía edificar un enjambre de torres de apartamentos a orillas del río Lérez.

Probablemente en este caso, los pontevedreses debamos felicitarnos de tal fracaso pues el desarrollo inmobiliario previsto constituía una agresión paisajística de suma gravedad en una zona que debería acoger una fórmula constructiva más acorde. Ya lo previno César Portela cuando compareció públicamente a decirlo en una inolvidable rueda de prensa en el 2004 en la que calificó de «deleznable» la propuesta de ordenación de su colega Carlos García Velasco, arquitecto municipal.

Divorcio con el BNG

Aquella rajada del Premio Nacional de Arquitectura supuso su divorcio con el BNG local y, de modo particular, con su tocayo Mosquera, quien entonces gestionaba la cartera de Urbanismo.

Sin embargo fue el tiempo y la crisis lo que evitó que prosperase aquella operación tan voraz como fea.

Cesareo Xosé Mosquera se vio venir el fracaso de la operación Tafisa y desde el 2007, en las negociaciones para el reparto de responsabilidades entre los socios del gobierno de coalición, le ha venido endosando al PSOE la cartera de urbanismo, con este muerto incluido. Desde entonces, Tere Casal y Antón Louro se han estrellado contra esa pared en los últimos mandatos.

Parecería por tanto que el mayor desgaste ante la opinión pública le correspondería al PSOE por haber tenido la responsabilidad del urbanismo en los últimos ocho años.

Pero sería profundamente injusto olvidar que fue Miguel Anxo Fernández Lores el alcalde que firmó en su día tanto con la Once como con Lar tales convenios incumplidos y presidió los gobiernos municipales que han sido incapaces de conseguir que fueran ejecutados.