Grandes castañas de pequeñas manos

carmen garcía de burgos PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

CAPOTILLO

El «Bosque dos nenos» empieza a dar sus frutos, y es solo uno de los proyectos que Voz Natura ha puesto en marcha en Pontevedra. Pero todos han dejado su semilla

18 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

«Estou convencido de que un rapaz que participou nun proxecto destes toma conciencia tanto de coidar as árbores como de retirar lixo, colaborar na limpeza dun río, etcétera. Penso que é o máis pedagóxico que pode haber: unha actuación ao ar libre. E, dende logo, as Administracións non teñen o impacto que ten Voz Natura. É algo increíble, así foi premiada a nivel internacional, ten galardóns e recoñecementos internacionais, e iso non os ten nin o Ministerio de Medio Ambiente nacional nin a Consellería de Medio Ambiente». Y, a continuación, apostilla Gonzalo Sancho, presidente de la asociación ecologista Vaipolorío: «E non é por facervos a pelota, pero dígocho claramente».

Halagos aparte, lo cierto es que gracias a Voz Natura, el Bosque dos nenos, una pequeña parcela de unos mil metros cuadrados en el monte de O Salgueiral, ya tiene sus primeras castañas. Son los frutos de los árboles que durante varios años seguidos fueron plantando los alumnos del Xoán XXIII con el colegio de Cabanas-Salcedo y el Instituto A Xunqueira I. Junto a los castaños, continúan creciendo los arces y las cerdeiras cuyas raíces cuidaron los pequeños en el lugar.

El proyecto de La Voz todavía no ha alcanzado su mayoría de edad, pero a sus 17 cursos escolares puede resumir el resultado de tantas horas de esfuerzo (y diversión) también en cifras: las que van desde los 6 centros escolares pontevedreses que participaron en la primera edición de la campaña hasta los 21 de la actual. O las que encierra el incremento desde los 25 adscritos en toda la provincia al proyecto pionero en el curso 1997/98 a los 113 del del 2014/2015.

Entre ellos también se encuentra el invernadero que los alumnos del CEIP A Reigosa, en Ponte Caldelas, comenzaron a construir el año pasado. Por el momento, permanece el esqueleto de madera en pie, y dentro de unas semanas los estudiantes de los últimos cursos de la ESO volverán a ponerse manos a la obra para cubrir las paredes con botellas de plástico y comenzar a cultivar.

Tampoco los márgenes de Os Gafos volvieron a ser los mismos desde que los alumnos del Centro de Educación Especial Príncipe Felipe dejaron su huella en ellos. Sancho lo explica, orgulloso: «Fixéramos un proxecto de compostaxe. Pareceume moi interesante, porque é como quen di matar dous paxaros dun tiro -aínda que non me guste a expresión-. Consistía en erradicar plantas invasoras da ribeira, que despraza plantas do río, arrincámola, metémola nun saco, e despois axudounos Voz Natura na compra duns compostadores. Compramos cinco ou seis, e metémola alí. E, ao cabo dun ano, aquela planta que nun principio era unha invasora converteuse en abono para a plantación de árbores. Me pareceu moi interesante pola dobre función: erradicar e reciclar esa cousa invasora».

De ese compost todavía se siguen alimentando gran parte de las especies que planta Vaipolorío: «Botámoslle un pouquiño diso a case todas, porque é un enraizante fabuloso e ten máis nutrentes que o abono normal. Para os frutais é moi agradecido porque é un dos fertilizantes que máis o axudan a tirar para adiante, sobre todo nas primeiras fases».

Playas, bosques y piedras

Entre medias, centenares de campañas y, entre las más recientes, la plantación de una alameda de cerezos en Alba por escolares de Los Sauces, la limpieza de playas y las jornadas de marisqueo de los alumnos del colegio de Riomaior en la ensenada de San Simón, el cuidado del arenal de Area de Agra por los niños de Dorrón, y la formación a docentes pontevedreses para la creación de blogs relacionados con el medio ambiente -aunque ninguno de ellos figure hoy en día entre los más activos de Voz Natura-. Pero también los de Bordóns, Marín, Bueu, A Lama y muchos otros concellos han colaborado activamente en mejorar su entorno. Y el de todos los demás.

«Moitas veces, este tipo de proxectos axuda a poñer o foco nalgunha zona natural que está desprotexida», explica Cristóbal Moreira, coordinador de actividades del CEIP A Reigosa. Coincide con él José Bravo, presidente de la comunidad de montes de O Salgueiral, al resumir la función de programas de estas características en tres palabras: «Debería ser obrigatorio». Iniciativas de este tipo ayudarían a acabar con el factor que más sorprende a los comuneros, entre otros colectivos, de las nuevas generaciones: «Cada vez coñecen menos o medio que nos rodea. Estamos a 8 kilómetros de Pontevedra e apenas coñecen, cada vez son máis urbanos», bromea.

educación ambiental