Vilaboa ara el mar para garantizar una cosecha de almejas

Marcos Gago Otero
marcos gago VILABOA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Las mariscadoras de Vilaboa depositarán en Riomaior cuatro millones de cría de almeja este otoño.
Las mariscadoras de Vilaboa depositarán en Riomaior cuatro millones de cría de almeja este otoño. r. leiro< / span>

Medio centenar de mariscadoras y tres tractores para sembrar 1.150.000 unidades de japónica

08 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Es como sembrar en tierra, pero en la playa en marea baja. Los tractores solo tienen que cambiar los surcos en las fincas por la arena de Riomaior y mujeres las semillas de maíz o de grano por las crías de almeja de un tamaño inferior a la uña de un dedo. Y el resto es ponerse manos a la obra y trabajar durante varias horas hasta conseguir el objetivo. Ayer, medio centenar de mariscadoras de la cofradía de Vilaboa dedicaron la mañana precisamente a esta insólita visión para las personas que viven tierra adentro. El mar también se ara y los surcos también se abren en las playas.

El portavoz de la cofradía, José González, explica que Vilaboa dispone de una subvención de 38.000 euros, otorgada por la Consellería do Mar, para depositar en sus bancos marisqueros cuatro millones y medio de unidades de cría de almeja japónica. Este viernes, una marea lo suficientemente baja les permitió dejar en la arena más de un millón cien mil unidades de almeja en una superficie de 6.400 metros cuadrados. Es la segunda vez que lo hacen en un mes. La primera siembra fue de 595.000 unidades en una parcela de 3.600 metros cuadrados. Dentro de quince días volverán a la faena. Y es que en el mar, como en tierra, sin siembra no hay cosecha.

Los tractores abrieron con paciencia los surcos en la fangosa playa de Riomaior. En esta ocasión emplearon tres, que con sus arados marcaron el paso a seguir por las mujeres con sus cubos llenos de cría de almeja. La simiente llegó de lejos, de Tina Menor, en Santander, su suministrador habitual.

La semilla se echa en manojos sobre la arena, lanzada al aire sobre la superficie de la playa removida por los arados. No se entierran con azadas, porque serán las propias almejas las que se enterrarán ellas solas en la arena. Una vez que lo hayan logrado les quedarán por delante 18 meses de crecimiento y engorde hasta estar lo suficientemente grandes para poder ser recolectadas por las mariscadoras.

González precisa que la semilla es toda de almeja japónica porque la fina no soporta este sistema de trabajo. Además de las razones de operatividad logística, hay una razón económica también importante. «A xapónica é a que nos da máis rendabilidade na sementeira», puntualiza.

Las playas no se prodigan mucho en Vilaboa. Riomaior no es un entorno costero adecuado para poner una toalla y zambullirse en el verano. Su arena, de color oscuro, es fangosa. Sin embargo, este espacio del fondo de la ría de Vigo es idóneo para el marisqueo, una actividad que sirve para que bastantes familias de este municipio tengan unos ingresos que complementen las economías domésticas. La cofradía está compuesta sobre todo por mujeres y se ha caracterizado por una apuesta por la innovación en los métodos de siembra y la retirada de algas invasoras, que les valió incluso el reconocimiento público de la conselleira do Mar. El trabajo desarrollado por este colectivo durante años culminó con uno de sus logros más grandes, pasar de ser una mera agrupación de mariscadores a convertirse en la cofradía más nueva de Galicia. En la playa, ayer, demostraron una vez más por qué.