La eterna espera de la PO-308

Marcos Gago Otero
marcos gago PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

CAPOTILLO

Grietas en el asfalto, escombros en lugar de aceras y tramos en el aire agotan la paciencia de vecinos y conductores de la vía autonómica

05 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Basta con pedir la opinión de los vecinos sobre la PO-308 entre Raxó y Sanxenxo y la reacción es una mezcla de enfado y resignación. La principal vía de comunicación por la costa entre la capital turística de las Rías Baixas y Pontevedra es un rosario de incidencias. La Xunta, en un reciente informe, admitió dos puntos de concentración de accidentes. Todos, vecinos, conductores, concellos de Sanxenxo y Poio y Xunta coinciden en que el vial no está bien y que hace falta mejorarlo. Pero esa reforma, tantas veces prometida no ve la luz.

Uno de los puntos más complicados está en Os Cotos, en la sanxenxina Dorrón. Elena Lamelas explica que hace tiempo los accidentes eran el pan de cada día. Una sencilla capa de rodadura nueva fue suficiente para reducirlos de forma notable. Sin embargo, Lamelas todavía echa en falta una actuación más integral. «Necesitamos pasos de peatones, con semáforo, porque los niños cogen el bus y cruzan al colegio por esta carretera y no hay ni siquiera aceras a los dos lados».

A pocos metros, está la peluquería de Betty Rea. Justo enfrente se encuentra uno de los lugares más escandalosamente defectuosos de la polémica carretera. Paralela al vial autonómico hay un camino de servicio a un grupo de viviendas. Aquí la erosión del talud de la PO-308 se podría calificar de salvaje y la lluvia torrencial no hace más que incrementar el problema. Parte del asfalto de lo que teóricamente se podría considerar un exiguo arcén, está en el aire. La erosión avanza imparable sin que la Xunta, titular de la vía, ni el Concello, a quien los vecinos exigen su mediación, pongan fin a la emergencia. «Todos los días llamo al 112 para avisar, porque en cuanto llueve un poco cae la tierra hacia el camino», incide. «No sé que hacer».

Cascotes

La falta de apoyo de la carretera tiene sus consecuencias en el firme donde una grieta recorre la calzada varios metros. Técnicos de la Xunta marcaron varios testigos en el asfalto para examinar su evolución, pero los vecinos no se dan por satisfechos. Quieren que se arregle. «Si estuviéramos en el medio de Sanxenxo, no estaría así», resaltan.

En Raxó (Poio), el segundo punto de concentración de accidentes, las cosas no están mucho mejor. A la entrada de este núcleo desde Pontevedra no hay aceras. Marta Martínez señala que, ante la falta de pavimento, «nosotros le echamos escombro para que no pase el agua y poder andar». No es la mejor solución, pero es la que encuentran muchos vecinos. Martínez también suspira por un paso de cebra o un semáforo, porque para cruzar a la playa no hay ninguno, y el personal de una fábrica al otro lado de la vía se enfrenta al mismo problema cada día.

En los planes de la Xunta está reformar el vial en un futuro impreciso. En su informe, se responsabilizó a un urbanismo «deficiente» como causa del problemas. Sanxenxo no quiso opinar sobre esta aseveración, pero el gobierno de Poio fue más incisivo. «Desculpas de mal pagador», concluye la teniente de alcalde, la socialista Consuelo Besada.

crónica los desperfectos se acumulan entre raxó y sanxenxo