Los escolares se lo pasan de miedo con el Samaín

Elena Larriba García
Elena larriba PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

CAPOTILLO

Los centros educativos de Pontevedra, los primeros en celebrar esta festividad otoñal

30 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Los centros de enseñanza son los primeros en celebrar el Samaín y esta semana los escolares se lo están pasando de miedo -nunca mejor dicho-, desde los más pequeños hasta los más mayorcitos. En el IES Torrente Ballester le echaron imaginación y combinaron esta fiesta con la conmemoración del Día da Biblioteca. Los alumnos de la ESO ambientaron sus aulas como si fueran cámaras del terror y participaron en un concurso de calabazas con motivos matemáticos, decorándolas con números y operaciones aritméticas o dándoles formas geométricas. Mientras en el vestíbulo del instituto se proyectaban clips de música y vídeos y fragmentos de películas de temática terrorífica, se divirtieron también relacionando las matemáticas con la literatura en otra competición que consistió en buscar en la biblioteca del centro títulos de libros que incluyeran los números del 1 al 10.

Pequeños fantasmas

Los peques de la Escola Infantil del Campus Universitario, al igual que sus profesoras, acudieron ayer al centro disfrazados de brujas, fantasmas, momias y vampiros, para celebrar su Samaín con música y juegos en el patio. La entrada de esta escuela se llenó de calabazas aportadas por los padres, que colaboraron con el personal del centro en la ambientación. La directora, Ángeles Rodríguez, que eligió un disfraz de bruja para la ocasión, reconoció que al principio hubo algún que otro sobresalto entre los críos ante tantos esqueletos y fantasmas que deambulaban por las instalaciones. «A mí alguno también me tuvo miedo cuando llegó», apuntó con humor.

Cabazalia, en Placeres

En ningún centro escolar faltan estos días las calabazadas y menos en el Colegio del Sagrado Corazón de Placeres, que lleva ocho años organizando el concurso exposición Cabazalia. Esta vez se presentaron más de 200 ejemplares al natural y talladas o pintadas, de todos los colores formas y tamaños, y muy creativas. Muchos niños tienen familias que las cultivan en Lourizán y otras parroquias de Pontevedra, así que las traen de casa, según comentó una de las profesoras.

En el CEIP Carballal de Marín, la Anpa construyó una casa del terror por la que pasaron con mucho miedo los niños y en la que no faltaron Frankestein, la bruja, el jorobado, el zombi y la niña del exorcista, personajes que interpretaron los propios padres.