En A Reigosa solo se escucha el sonido de un teclado

carmen garcía de burgos PONTEVEDRA / LA VOZ

FIRMAS

El pasado día 15 dejaron de trabajar los únicos dos operarios que conservaban su puesto

28 oct 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Solo el sonido de las teclas de un ordenador. Como mucho, el de alguna impresora escupiendo algún albarán o recibos. Órdenes de pedidos ya no. Hace dos meses que no aparecen solicitudes de producción en los equipos informáticos de la nave de Tafisa en el polígono industrial de A Reigosa.

Es porque no hay nadie para hacer ruido. Tan solo una administrativa permanece en la fábrica, ocupándose de dar salida a los encargos ya finalizados y de cobrarlos. Los plazos que manejan las empresas así lo obligan. Se paga a 30, 90 o 120 días, el tiempo que le queda a Loli en la mesa de trabajo que ha ocupado durante los años que lleva en la firma.

En el exterior, dos guardas de seguridad custodian una factoría que, a excepción del nombre, no conserva nada de su antiguo ajetreo. Ellos serán los últimos en abandonar la nave. Después incluso que Loli. Se quedarán allí para vigilar que nadie entre, robe o cause estragos en las instalaciones aprovechando su desocupación. Es el único cartucho que le queda a Sonae Industria para no perder toda la inversión que realizó en la fábrica.

Hasta hace menos de dos semanas aún se registraba algo de movimiento en ella. El jefe de producción y el responsable de carga logística se encargaban de ello. Habían sido los propios trabajadores quienes habían decidido, poco antes de su cierre, que los compañeros con una situación familiar más justificada aprovecharan sus contratos, sueldos y cotizaciones hasta el último día. El resto se pelea con Gri, la empresa contratada para su recolocación, para que agilice su reincorporación al mundo laboral.

el fin de un emblema ¿qué queda ahora de la fábrica?

Los exempleados se pelean con Gri para que agilice su reincorporación al mundo laboral