26 oct 2014 . Actualizado a las 04:00 h.
Isa, la cuidadora del colegio, reconoce que cuando Nerea llegó al centro «foi un flash tremendo». Ya el primer día se estropeó una de las máquinas de las que depende su vida y aquel susto valió para que arribase a As Covas Alia, la enfermera. Estas dos profesionales se pasan la mañana pendientes de un walkie. Este se usa bastantes veces, porque a Nerea se le atasca el respirador y necesita que la aspiren. A los profesores, esos momentos en los que «a nena afoga» les siguen produciendo angustia. «A veces, cuando llamas, Nerea te mira con cara de estar diciendo ?no te estreses, que no pasa nada?». Poco a poco, lucha a lucha, el colegio se ha ido dotando de ascensor, grúa y otros aparatos para poder cubrir las necesidades de la niña.