Está en las calles de Pontevedra desde hace meses pero solo empezó a funcionar en serio desde el pasado junio. El Multamóvil -Ollomóbil según la denominación oficial aunque todo el mundo usa la citada en primer lugar- es la gran pieza para la vigilancia y control de los conductores infractores.
Ante su tecnología, los conductores que desobedezcan las reglas de la circulación por la ciudad no tienen nada que hacer. No se deja nada a la improvisación de los agentes o a la interpretación de los conductores. Todo queda nítida y claramente reflejado en las imágenes. El vehículo lleva una cámara acoplada al techo, un ordenador y sistemas que permiten georreferenciar los coches aparcados.
El objetivo que se marcó el gobierno local con la puesta en marcha de este servicio es poner fin a los coches aparcados en doble fila en la ciudad, los vehículos subidos a las aceras obstaculizando el paso de peatones y el acceso a los garajes y el uso indebido de los espacios destinados a carga y descarga, así como de las plazas de párking destinadas a los conductores con movilidad reducida. El Concello sostiene que el afán no es recaudatorio, sino disuasorio y que confía en rebajar las más de 11.000 multas impuestas el año pasado.