Odio y miedo a los quitamiedos

Roi Palmás
roi palmás PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

P.CHAPELA

Los moteros claman por el estado de las carreteras y los guardarraíles

23 sep 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Han pasado veinte días desde que la Plataforma Motera para la Seguridad Vial pusiese el grito en el cielo por el estado de las vallas de la rotonda de Domingo Fontán, a la altura del puente de As Correntes, que se han transformado en el gran punto negro para motoristas y ciclistas en la ciudad.

Al día siguiente, el Concello de Pontevedra, por boca de su edil de Infraestruturas, César Mosquera, reconocía que esa instalación suponía un serio peligro para la integridad de los usuarios de la vía y que la intención era subsanarlo.

Tres semanas después, con la llegada de las lluvias propias de esta época, ser motorista en Pontevedra y comarca se pone difícil y solo al alcance de los más puristas y arriesgados. Las tan temidas como odiadas cuchillas en las que se convierten los quitamiedos -y más si cabe cuando se le caen los protectores superiores- adquieren especial relevancia en las épocas de otoño y primavera, cuando la acción del agua en contacto con suciedad o restos de vegetación, convierten las carreteras en auténticas trampas.

Los usuarios de vehículos a dos ruedas han de superar a diario el deficiente estado del firme de algunos tramos. A pesar de que se han remozado numerosos viales recientemente y de que el paso de La Vuelta ha supuesto un considerable acelerón en algunos de estos procesos, lo cierto es que circular en equilibro es de todo menos sencillo.

Las quejas de colectivos y usuarios particulares siguen siendo viejas conocidas: no respetar la distancia de seguridad lateral por parte de los coches y camiones, tener que esquivar numerosos baches, las estrecheces de las cunetas en el entorno rural o las resbaladizas marcas viales al contacto con el agua. Se sabe pero no se subsana y sigue creciendo el número de accidentes y accidentados.

Puntos negros

Además del puente de As Correntes, que acumula la falta de cinco tramos de la valla que protege la rotonda y al que se le han caído otros dos tramos en la otra margen de la bocana de la ría, existen lugares por los que los motoristas deceleran al pasar. La carretera nacional N-550 que une la ciudad con Santiago acumula numerosos lugares sin protecciones SPM (Sistemas de Protección para Motoristas). No muy lejos de ahí, en el municipio de Poio (PO-308) se pueden advertir guardarraíles con los postes en «doble T» o «H», al igual que en la carretera que une Vilagarcía con la ciudad del Lérez a su paso por el concello de Barro, donde además existen tramos con márgenes ínfimos de cuneta, hecho que también afecta a los ciclistas.

Saber identificar estos lugares supone una medida extra de seguridad para todos los usuarios de las vías, que siguen pereciendo o sufriendo graves lesiones con demasiada asiduidad por estas circunstancias.

Cada vez más se advierten quejas de moteros, algunas de ellas en forma de pintadas, que exigen la implantación de medidas de seguridad más efectivas y la sustitución de los actuales y mal llamados «quitamiedos» por otras soluciones que no produzcan amputaciones o secciones en extremidades en caso de accidente. Todos los colectivos y asociaciones como la Plataforma Motera para la Seguridad Vial, coinciden en que es necesaria una inversión urgente para mejorar el estado de los sistemas de nuestras carreteras para aminorar su impacto.