Tanto los técnicos de las bodegas como los del consello regulador recuerdan que no es la primera vez que el sector vive este tipo de situaciones. «Hai anos estas condicións eran as habituais», sostiene Tubío. «Solo nos acordamos de los años buenos, pero en el 2002 las vendimia fue con lluvia», añade Huidobro. Para el gerente de Rías Baixas, estas condiciones demuestran lo adaptada que está la variedad albariña a la comarca.
«Ninguna variedad de uva resiste todo esto, excepto la albariña», argumenta Huidobro. Afirma que la uva está perfectamente adaptada a esta climatología «y por eso es capaz de aguantar estos chaparrones». «En Rías Baixas esta situación non é novedosa», ratifica Tubío. Lo inusual, asegura, son esos septiembres con temperaturas muy elevadas que vivió la comarca hace solo unos años y que permitió unas vendimias tranquilas y reposadas.
Profesionalidad del sector
No será así la de este año. Pero Huidobro también percibe una diferencia con respecto a años anteriores. «Veo tranquilidad en los viticultores», explica al tiempo que destaca la profesionalidad del sector. «En el 2002 todo el mundo salió a vendimiar en cuanto llegaron las lluvias. Ahora no. Probablemente se están comiendo las uñas, pero están aguantando para que la uva madure», añade.
A pesar de todo hay quien no lo ve todo negro. «Eu son optimista porque a uva sanitariamente está ben e se se van pronto as choivas poderá aguantar», explica Barral. «La vendimia del 2002 fue horrorosa, por las lluvias, pero luego los vinos dieron la talla», argumenta Huidobro. Los del 2014 no serán unos albariños de mucho grado, pero serán «vinos frescos y atlánticos», ratifica Tubío.