«Yo ni vi el coche patrulla, pero me llegó la multa un mes más tarde»

Roi Palmás
roi palmás PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Javier Raposo, conductor denunciado en Poio por girar la cabeza, celebra la postura municipal de retirar las sanciones

10 sep 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

La respuesta de los conductores multados por girar el cuello más de 45 grados en Poio no se ha hecho esperar. La noticia de que desde el Consistorio poiense se iba a promover la anulación de los boletines de denuncia ha sorpendido gratamente a aquellos que en su día recibieron la notificación de que habían infringido la ley.

La idea del gobierno local es dejar sin efecto estas denuncias y devolver los importes pagados por aquellos conductores que optaron por la vía del pago y no por la del contencioso. Los que buscaron la solución judicial podrán adjuntar este nuevo documento a sus defensas y seguir peleando para que todo quede en nada.

El vilagarciano Javier Raposo, el primero que puso el grito en el cielo por estos hechos, reconoce que «si devuelven el dinero, bienvenido sea», aunque su petición real es «que se acabe de una vez por todas con este tema y que esto no se vuelva a repetir nunca más».

El enfado es quizá la tónica dominante en todos los que se han visto envueltos en este proceso. «Vas en caravana, en plena Semana Santa y cuando te enteras, ni te acuerdas de qué pasó», lamenta Raposo quien confiesa que «ni vi el coche patrulla, pero me llegó la multa a casa un mes después».

En no pocas ocasiones ha sobrevolado el fantasma del supuesto «afán recaudatorio», aunque desde el propio Concello de Poio, mediante su concejal de Seguridad Ciudadana, Xosé Luis Martínez Blanco, se afanan en apuntar que no existe instrucción alguna en este sentido y que no se le bonifica a los agentes el número de multas puestas o el mero hecho de ponerlas. A esto añaden que todo se explica con el presunto «exceso de celo» que se explica en el informe municipal.

De todos modos, esta oficialización consistorial tendrá que esperar a que se formalice en el próximo pleno de la corporación, ya que solo ahí podrá tener validez dicha resolución.

En ese entretiempo, los afectados por estas multas ven los toros desde la barrera. Expectantes porque puedan pasar página y olvidar lo ocurrido, no ven totalmente claro que al final se vaya a quedar todo en un susto desagradable. Por ello, muchos de ellos siguen sin comprender exactamente qué han hecho mal al volante.

Javier Raposo es de los que sostiene que «45 grados es simplemente girar la cabeza para mirar el retrovisor, algo que hacemos continuamente al volante. Otra cosa sería que multasen por girar hacia atrás para dejar algo en el asiento trasero, pero no ha sido el caso» y añade que «si fuesen 90 grados, sí que es cierto que se podría perder de vista la carretera».

«¿Cómo quitarle la razón?»

La gran duda, que comparten los afectados y el propio gobierno local de Poio, reside en cómo actuar legalmente para poder dejar sin efecto las multas. Ya lo anticipó el concejal responsable del área y lo comparte Raposo, quien se pregunta «¿cómo quitarle la razón a los policías si aún por encima les protege la ley?».

Se refiere a la tan manida presunción de veracidad con la que juegan los representantes de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. Esa fue precisamente una de las quejas más amargas del informe redactado por el edil poiense, quien criticó que los agentes no sostuvieron estas denuncias sobre ninguna otra prueba más que su propia versión. A esto se añade la interpretación personal del código, lo que conlleva que el mismo caso puede ser constitutivo de multa o no dependiendo de cada agente.