A Pontevedra le crecen los diablos

carmen garcía de burgos PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Los pequeños tridentes y los pequeños demonios colaboraron a sembrar el pánico por la ciudad

23 ago 2014 . Actualizado a las 22:50 h.

Empezaron corriendo, pero acabaron bailando en corro alrededor de todo el grupo de malvados, demonios y diablos que ayer recorrieron las calles de Pontevedra con el único objetivo de asustarlos. Para enfrentarse a los malos habían sido provistos de tridentes. El Concello de Pontevedra se había encargado de repartirlos entre los más pequeños para asegurarse de que sobrevivían a la Festa do Demo y de que, además, salían indemnes.

De hecho, el plan inicial de niños y adultos era unirse al demonio y sus secuaces para convertirse en los ayudantes de sus pequeñas fechorías. Un tridentazo por aquí, un susto de muerte por allá, un tirón de rabo para alternar, y otras maldades sin mucha maldad acapararon la mayoría de los pecados cometidos en la fiesta.

Mientras, una joven turista extranjera despliega un mapa en los alrededores de la iglesia de San Bartolomé. Faltan quince minutos para la una de la tarde y O Demo y su banda acaban de hacer su aparición entre bengalas, música de pasacalles y los gritos de los niños. Intenta no inmutarse, y mantiene la mirada fija en el dibujo de las calles mientras delante de sus ojos desfila una colección de seres llegado directamente del Averno por las plazas en la zona monumental.

El segundo pase de la Festa do Demo fue tanto o más animado que el primero y, tras él, la plaza de Curros Enríquez volvió a la normalidad. Y también a la década de los 50 para recrear una verbena de las de antes: con una orquesta que llamada Os Modernos y bombillas de colores.