La defensa armada contra el fuego

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

CAPOTILLO

El batallón destinado en la base de la Brilat está preparado para activarse ante cualquier incendio, en un campaña en la que, por primera vez, contarán con unidades aeromóviles

20 jul 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Todos los días, a las siete y media de la mañana, suenan sus despertadores en la base militar de la Brilat. Por primera vez desde que participan en la campaña estival de lucha contra el fuego, los veintisiete militares desplazados de la Unidad Militar de Emergencias han cambiado su acuartelamiento en la Escuela Naval de Marín por Figueirido. Allí, también esperan a ser activados algunos de los veintiséis vehículos, en su mayoría motobombas, que se han desplazado con el contingente.

Otra de las novedades de este despliegue, con respecto a veranos pasados, es que se ha previsto que todos los batallones dispongan de unidades aeromóviles, «capaces de proporcionar la posibilidad de ataque al fuego, tanto en el arco diurno como en el nocturno, al trasladar personal y depósitos de agua en helicóptero». De este modo, se consigue «mantener la capacidad de extinción, en lugares con dificultad de acceso por tierra, mediante bombas de agua portátiles».

Tal número de vehículos terrestres tiene su explicación. Y la respuesta se encuentra en una de las premisas de la UME: su rapidez de intervención. Tal y como explica el teniente Rafael Fernández, «en el caso de que sea necesario incrementar el número de fuerzas en la zona, solo se tendrá que desplazar el personal necesario desde León», donde tiene su cuartel general esta unidad.

Esta misma característica, la velocidad de respuesta, también conlleva que este oficial viva pegado a un teléfono móvil. Tanto el teniente como sus subalternos más directos tienen que estar preparados para salir a cualquier emergencia en menos de quince minutos desde que reciben la orden por el móvil. Sin perder la sonrisa, subraya que, mientras el resto de componentes de la UME pueden realizar ejercicio disfrutando del entorno natural de la base -su tiempo de activación es de una hora-, tanto él como sus ayudantes «no nos podemos desplazar muy lejos. Hacemos la educación fisica en estático, en el gimnasio, y -como siempre- con el móvil encima».

No cabe duda de que esto conlleva un desgaste, tal vez, más psíquico que físico, pero es algo que tienen muy en cuenta los responsables de la campaña contraincendios. Tras cerca de una semana de dedicación permanente, mañana Rafael Fernández dará el relevo a otro teniente y se despedirá de Pontevedra durante una semana. Estos turnos se mantendrán hasta, al menos, el 30 de septiembre, momento en el que esta previsto que finalice esta campaña. No obstante, está previsto que, si las condiciones meteorológicas así lo precisen, se prorrogue la presencia de la UME en Pontevedra.

Mientras no se requiera su intervención ante un fuego y tras una hora u hora y media de deporte, los militares del contingente dedican el resto de las mañanas al mantenimiento de sus vehículos o acometen ejercicios de instrucción para actuar como unos resortes perfectamente engrasados en el caso de que se las tengan que ver con las llamas.

Tres son los ejercicios más habituales que ponen en práctica: tendido de mangueras y ataque directo a un fuego, defensa de puntos sensibles -definición que abarca desde viviendas hasta parques eólicos y transformadores de alta tensión-, y autoprotección. Este último es uno de los ejercicios más espectaculares. Sin embargo, de producirse en un incendio real denotaría que los militares se encuentran en una situación verdaderamente comprometida.

No en vano, la premisa de la que se parte es la de que los vehículos del pelotón se han visto sorprendidos o, incluso, cercados por las llamas. Es entonces cuando adoptan una estrategia que todo aficionado a los western conoce: la de las carretas haciendo un círculo en el que los vaqueros se defienden y parapetan del ataque de los indios.

En el caso de la UME, se adopta una formación similar, si bien en el centro de ese círculo o semicírculo se ubican los todoterrenos o vehículos ligeros, mientras que, a modo de barrera, las motobombas y vehículos nodriza activan los automatismos de su carrocería a través de los cuales generan una cortina de agua.

Está claro que ni al teniente Fernández ni a ninguno de los hombres bajo su mando le gustaría vivir esta experiencia, aunque tienen muy presente que el riesgo está ahí. Es por ello que, para minimizarlo, se insiste una y otra vez en la seguridad, en adoptar todo tipo de precauciones, en comprobar de que se dispone de una vía de escape antes de desplegar las mangueras. Esto también explica que, aunque confiados a los avances tecnológicos, no se aparten de una cartografía en papel de toda Galicia. En ocasiones, la cobertura se pierde.