«Ahora tengo una seguridad laboral y personal», dice esta joven de 21 años
17 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Raquel Solé González llamó a las puertas de Cruz Roja como víctima de la crisis. Pero un año después de hacerlo su vida ha comenzado a dar el giro que deseaba. Desde hace tres meses trabaja como charcutera en un supermercado de la cadena Moldes, en Monte Porreiro, y confía en que le renueven el contrato. Esta joven de 21 años comenta que para ella la experiencia con la oenegé «ha sido única, y me dicen de volver, lo haría».
«Me permitía levantarte cada día con ganas de hacer algo -indica la pontevedresa-. Porque antes de entrar echaba los currículos y me desmotivaba porque no me llamaban, ni tenía una entrevista de trabajo. Veía que no tenía nada y no podía hacer nada. Y en Cruz Roja te daban motivación y fuerza, no sé cómo explicarlo».
Solé dejó los estudios en Secundaria y a principios del pasado año, cuando un amigo le habló del plan de empleo juvenil de Cruz Roja, estaba en paro. Había trabajado en hostelería y también como camarera de piso, «pero no podía pagarme los cursos de formación».
En la entidad pudo realizar varios, uno de informática, otro sobre cómo enfrentarse a una entrevista de trabajo, y también recibió formación en venta y orientación al cliente. Después de realizar las prácticas en el supermercado optó con varios compañeros al puesto que ahora ocupa, y resultó seleccionada. «Además, había que hacer un curso que yo ya no tuve que realizar porque lo había hecho antes en Cruz Roja».
Su sueldo le ha permitido matricularse para sacar el carné de conducir y mira esperanzada al futuro. «Yo a la gente le diría que hay que buscar, hay que buscar apoyo de la gente, en este caso de Cruz Roja -dice-, porque sí que se puede salir y tener una oportunidad, se puede conseguir algo, a todo el mundo le llega». «Ahora tengo una seguridad laboral y también personal», concluye esta joven pontevedresa.