Aire fresco

Roberto Antón

FIRMAS

17 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Las personas mayores siempre nos han inculcado la necesidad de abrir las puertas y las ventanas de nuestras casas para airear, para que entre el aire fresco que regenere el ambiente. De este modo lo viejo daba paso a lo nuevo de modo natural.

Desgraciadamente, este tránsito no se está produciendo de modo natural en el mercado laboral, y miles de jóvenes tienen que abandonar sus hogares para buscar suerte en tierras desconocidas al toparse de frente con niveles cercanos al 60 % de paro juvenil.

Enfrentarse a esta dura realidad resulta complicado para un joven que cada vez está más formado y capacitado para obtener un empleo, y ante esta difícil prueba caben dos respuestas posibles.

Una de ellas es rendirse, tomar una actitud de derrota y queja constante. El individuo aprende que no puede hacer nada para cambiar la situación y que la obtención de un empleo dependerá de una especie de lotería que haga mejorar la situación global y que le ofrezca un empleo.

La segunda opción es tomar la actitud de seguir batallando, de continuar buscando una oportunidad que le permita salir adelante y de tratar de aprovechar todas las oportunidades que se presenten.

Una historia hablaba de un campesino que sembraba sus tierras con las más variadas semillas buscando la mayor productividad, pero no acababa de lograr una que le diese los frutos necesarios para progresar. Un día se encontró con la semilla de la mostaza, que era ridícula en comparación con las anteriores y su aspecto no auguraba ningún resultado, pero el bueno del campesino se animó a plantarla. Cuál fue su sorpresa cuando vio que de aquella minúscula semilla creció la más grande de las plantas del huerto.

En ocasiones, la búsqueda de empleo ofrece ocasiones de este tipo, y una conversación con un desconocido, un curso que, de partida, no parece demasiado interesante, o una visita a determinada empresa para ofrecer sus servicios acaban convirtiéndose en la oportunidad esperada.