El «avispado» pontevedrés, que cambió los códigos de barras, ha sido condenado a cuatro meses
16 abr 2014 . Actualizado a las 13:38 h.Lo de cambiar el código de barras de un producto por el de otra mercancía de menor valor para, de este modo, ahorrarse unos eurillos es una de las habituales formas de hurto en los comercios pontevedreses. Este modus operandi fue el que puso en práctica un joven en julio del 2011 con muy escasos resultados, ya que, si por entonces fue sorprendido por la seguridad del centro comercial, ahora acaba de ser condenado a cuatro meses de prisión por estafa en grado de tentativa.
Tal vez, en esta ocasión, al condenado le perdió la ambición, ya que intentó colar una tablet valorada en 499 euros como si fuera un reproductor de DVD de apenas 80 euros. Según la resolución judicial, aquel 22 de julio, el joven cargó un carro de la compra con toda clase de productos, así como con la tablet. Acto seguido, «en otro lugar del establecimiento, pegó al aparato, el código de barras correspondiente a otro producto de muy inferior precio del mismo hipermercado». Sin perder tiempo, se dirigió a la línea de cajas.
Las cámaras lo vigilaban
Lo que el sospechoso desconocía es que la seguridad del local comercial ya estaba al tanto de su maniobra gracias a las cámaras de seguridad. De este modo, en el mismo momento en el que le estaban escaneando la compra, la cajera recibió una llamada de la caja central para preguntarle que es lo que aparecía reflejado en el monitor de la caja al pasar la tablet.
Su respuesta desveló la realidad del engaño, por lo que los encargados le comunicaron que actuase como con cualquier otro cliente, «que deixase pasar ao acusado, que xa se encargaban eles».
En ese preciso instante, el encargado de seguridad del negocio impidió que el imputado consiguiese culminar su plan. Los magistrados capitalinos son contundentes a la hora de concluir que «cando o suxeito activo do delito leva a cabo unha actuación tan nitidamente enganosa como a consistente en substituír o código de barras dun produto polo doutro de inferior prezo, para inducir a erro a persoa encargada do seu cobro, e lograr así un desprazamento patrimonial ao seu favor, con evidente ánimo de lucro, concorren todos os elementos integrantes da figura delituosa da estafa».