Concentración a través del ábaco

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Alumnos de un taller de cálculo mental con su profesora, al fondo, y la directora de ALOHA en Pontevedra, a la derecha.
Alumnos de un taller de cálculo mental con su profesora, al fondo, y la directora de ALOHA en Pontevedra, a la derecha. ramón leiro< / span>

Niños de 5 a 13 años desarrollan sus capacidades mediante talleres que combinan la aritmética mental con actividades y juegos

07 jul 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Viernes, 5 de julio, por la mañana. En plena ola de calor un grupo de niños con edades comprendidas entre los 7 y los 13 años asisten en una academia de Pontevedra a un taller de concentración ALOHA. Se trata de un programa en el que los menores aprenden aritmética mental a través del uso y visualización del ábaco, lo que les permite realizar mentalmente operaciones matemáticas a gran velocidad.

En la clase, que se desarrolla en las instalaciones de Alfer, los alumnos están atentos a los ejercicios que les propone su profesora, Teresa Sánchez. En sus pupitres tienen material específico y un ábaco pequeño. Sobre otra mesa, un ábaco grande de madera. Los responsables del taller explican que se emplea el ábaco japonés y no el occidental. Apuntan que el japonés, que tiene más de dos mil años de antigüedad, es el «precursor de la calculadora» y tiene diecisiete dígitos y cuatro bolas arriba y cuatro abajo para visualizar los resultados.

En la era digital, en la que muchos niños están tan habituados o más que sus padres a manejar las nuevas tecnologías, el ábaco es una contrapartida que solo ofrece ventajas. «A los niños no les cuesta porque hay recursos para ello. Se combinan cálculos sencillos con juegos específicos educativos», comenta Maite Abad, directora de ALOHA en la provincia de Pontevedra. Y añade: «A quien sí les cuesta es a muchos padres. De hecho, en casa los niños también tienen que practicar un poquito y, por decirlo de alguna manera, aprenden enseñando a sus padres». Este método también oferta talleres específicos para los progenitores. «Los niños son mucho más rápidos que los padres, sin duda», sentencia Maite Abad. Un taller como este puede costar entre 30 y 40 euros e incluye el material. Los hay de 10 y de 20 horas.

El ábaco es muy útil para las raíces cuadradas, además de para hacer multiplicaciones y divisiones. Mientras los asistentes al taller de concentración colorean un mandala -un ejercicio que potencia la atención al tratarse de un dibujo con muchos recovecos y de cuyos márgenes no se pueden salir-, un voluntario se atreve a demostrar sus capacidades con el ábaco. Es Felipe, de 13 años, que se levanta sin titubear y se acerca al instrumento. Con tranquilidad y casi sin inmutarse, el chico realiza sumas de dos dígitos con operaciones de cuatro columnas en apenas veinte segundos. Vuelve a su sitio satisfecho tras recibir la felicitación de Maite.

Los responsables de ALOHA inciden en que de lo que se trata es de desarrollar distintas capacidades en función de la edad. Sí recomiendan a los padres que limiten el uso de la televisión, las consolas, las tabletas y otros dispositivos electrónicos. Sostienen que ese tipo de aparatos fijan la atención «a través de luces parpadeantes, con lo que se reduce la concentración en el resto de áreas de la vida».

El cálculo mental a través del ábaco también se aplica, con dos semanas gratuitas de prueba, para niños con trastorno de déficit de atención con o sin hiperactividad. También para los que tienen altas capacidades, entre ellos, los superdotados.