Cultura Quente renuncia por segundo año a los conciertos

Cristina Barral Diéguez
Cristina Barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Las actuaciones de la carballeira fueron la cita más multitudinaria del festival.
Las actuaciones de la carballeira fueron la cita más multitudinaria del festival. Fotos: mónica ferreirós< / span>

El festival de Caldas mantiene el resto de propuestas para julio

17 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Sex Museum, Killer Barbies, Dover, Rosendo, Sidonie, Deluxe, Australian Blonde, OK Go, Jay Jay Johanson, Marky Ramone, Los Enemigos, Johnny Winter, Ocean Colour Scene o David Fonseca. Son solo una pequeña parte de la interminable nómina de artistas que en los últimos catorce años pasaron por el Festival Cultura Quente de Caldas. Este verano, al igual que ya ocurrió el pasado, no habrá conciertos. La razón oficial, otra vez la crisis económica.

Hay quien dice que el rock suena mejor fuera de las capitales. Y si es al aire libre todavía mejor. Con sana ambición, pero sobre todo con buen hacer, Caldas consiguió convertirse en la capital gallega del rock y en una cita festivalera ineludible de la mano de Cultura Quente. Y eso en una localidad de apenas diez mil habitantes. Aunque la iniciativa que desde 1998 se desarrolla cada mes de julio es amplia en propuestas, su mayor reclamo eran sin duda los conciertos de la carballeira.

Unas actuaciones musicales que fueron ganando peso y reconocimiento desde aquella primera edición que combinó el folk y el rock. A orillas del río Umia actuaron hace dieciséis años Berrogüetto, Atahíde, Joglars e Senglars y Quinta Feira, además de Hamlet, Buenas Noches Rose, Saratoga, Brutal Distracion, Las Madrágoras, La Gripe, Riff-Raff y Disfasia.

Fue el comienzo. Aquel proyecto intergeneracional que nació siendo alcalde José María Tobío abarcaba todas las manifestaciones artísticas y pretendía alejarse de los actos culturales de carácter mercantilista. De hecho, todas las propuestas fueron gratuitas, incluidos los conciertos, hasta el 2011.

Cultura Quente resistió la crisis haciendo encaje de bolillos y apostando por grupos de culto y artistas revelación. Lo hizo hasta ese ejercicio. En una coyuntura económica adversa, el Ayuntamiento de Caldas -promotor del festival- tomaba la decisión de cobrar por los conciertos para mantener su tirón musical. Las formas no gustaron a la oposición al coincidir en un año de elecciones municipales. El precio de las entradas fue de 15 euros por un día y de 25 por los dos. La Administración local recaudó 77.800 euros por este concepto, un 22 % menos de lo previsto.

El modelo de pago no se mantuvo un año después porque la organización optó por suprimir los conciertos y ofrecer una versión reducida de Cultura Quente, que perdía su principal seña de identidad. Se ahorraron 125.000 euros. Preservar el espíritu y la calidad del festival fueron las razones esgrimidas por el Concello. En la web del festival todavía se puede leer: «Hasta el último momento se estuvieron barajando todas las posibilidades para mantener este gran sueño que surgió hace catorce años y que era el de hacer de Caldas un punto de encuentro, organizar un evento de gran nivel y, en definitiva, crear un proyecto de desarrollo local».

La intención era recuperar las actuaciones musicales en la carballeira este 2013. Pero finalmente no será así. Fuentes consultadas por La Voz confirmaron que la música no sonará en la carballeira. La crisis económica que ahoga a los concellos, sumada a las dudas que dejó el modelo de pago estrenado en el 2011, llevaron al equipo de gobierno a tomar la decisión, que se pretendía hacer pública a la vuelta de las vacaciones de Semana Santa.

El alcalde, Juan Manuel Rey, subrayó que el festival, que surgió en el marco del proyecto europeo Thermaios-La cultura del agua, sí mantendrá el resto de propuestas para este mes de julio. Una de ellas ya está en marcha. Es Kaldarte, el proyecto de arte público de Cultura Quente, que no faltó en ninguna de las quince ediciones ya celebradas. Este año incitará a los artistas a plamar en calles, plazas y otros espacios de la villa termal la crispación social.