«Aquí no cobramos ni hay deudas»

Cristina Barral Diéguez
Cristina Barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

En Arcos da Condesa la reforma de la Administración local molesta, pero se ve inevitable

03 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Jueves 28 de febrero. Siete grados en San Martiño, el corazón de Arcos da Condesa (Caldas de Reis), la única entidad local menor de la comarca de Pontevedra. El tiempo parece haberse detenido en esta parroquia donde sus vecinos votan dos veces cada vez que hay elecciones municipales. Detenido como el reloj del edificio de la entidad, parado en las ocho y doce. Junto a unas porterías y canastas sin red y algo oxidadas, solo el ruido de los pájaros y el paso de algún coche y tractor rompe el silencio de la mañana.

El futuro de la entidad, junto al de otras 3.719 de toda España, pinta negro si la reforma de la Administración local entra en vigor tal y como está redactada. Esta posibilidad no le quita el sueño a su presidente o alcalde pedáneo, Jacobo Pérez, de 32 años. «Somos 420 vecinos y no es motivo para ir a una batalla porque tenemos el peso que tenemos y ahora mismo hay cosas mucho más graves», admite. Pero acto seguido matiza que el Gobierno central pretende acabar con el último eslabón de la cadena. «Nuestra obligación es defender a nuestros vecinos y no es justo que se las carguen. Pero no vamos a pelear contra el Gobierno, aunque sea una falta de respeto hacia las entidades».

En el edificio de la entidad -creada mediante un decreto del 18 de enero de 1946 firmado por Francisco Franco-, Jacobo Pérez y el secretario, Juan Arzúa, reflexionan sobre ese futuro que está en debate. «Aquí nadie tiene sueldo, no cobramos y no hay deudas con los bancos. Por ponerte un ejemplo, el teléfono que uso es el mío particular», subraya el presidente, que se presentó a las municipales del 2011 por el PSdeG-PSOE, pero que no es un político al uso. «No tenemos deudas y hay empresas que prefieren venir a trabajar aquí que ir a los concellos», tercia Arzúa.

Ambos reconocen que la posibilidad de que desaparezca la entidad no está todavía en la calle ni en el centro de las conversaciones de sus habitantes. Arcos da Condesa no recibe participación de los Presupuestos Generales del Estado, pero el Ayuntamiento de Caldas, al que pertenece, sí tendría que transferirle el 25 % de varios impuestos, entre ellos, el IBI, la viñeta y el IAE. «No lo recibimos, pero a cambio tenemos un convenio con el Concello, que se hace cargo del alumbrado público y de un tractor para el desbroce de cunetas», comenta Pérez.

Los recursos de Arcos de Condesa salen exclusivamente de la explotación de las 150 hectáreas de su monte. «Cuesta mucho encontrar otras vías porque en nuestro caso no podemos explotar las traídas de agua porque no las hay», explica el alcalde pedáneo. El presupuesto que manejó la entidad, que no tiene competencias delegadas, fue de 80.000 euros el año pasado. «Tenemos un plan de ordenación del monte, que depende de la Consellería do Medio Rural, y de la venta de la madera sale el dinero».

A la hora de hablar de necesidades, cargan contra la situación del saneamiento y lamentan que todavía no les haya recibido el presidente de la Diputación. El alcantarillado supuso una inversión de 400.000 euros por parte de la Xunta y no funciona a pesar de que las obras acabaron hace casi dos años. «Los vecinos quieren el alcantarillado, pero hay tantas cosas tan mal, que están acostumbrados». Un nuevo cementerio, el vial que une San Martiño con Arosa, la mejora del Camino Portugués y la limpieza de cunetas son las actuaciones prioritarias. «Nuestra filosofía es no hacer grandes obras que no podamos acabar. Sí queremos que todos los núcleos tengan sus puntos de luz y que el agua vaya por las cunetas y no entre en las casas de los vecinos, como pasaba antes», apunta Pérez.

Tanto él como el secretario de la entidad creen que si finalmente desaparece y pasan a ser una parroquia más del Concello de Caldas los vecinos apenas lo notarían en su día a día. «Ganaría el Ayuntamiento», dicen.