Yes, we can! ¡Sí, podemos!

La Voz DTOR. ESCOLA ENXEÑEIROS FORESTAIS

PONTEVEDRA

03 feb 2013 . Actualizado a las 06:59 h.

El Sr. Obama, en coherencia con este conocido eslogan, creó la Ley de Recuperación y Reinversión de EE.UU. en el inicio de la crisis económica, que incorporaba una inversión para el sector forestal de 1.150 millones de dólares, declarándole como un sector clave para la generación de puestos de trabajo.

El informe de la Economía Verde de la FAO subrayó que la gestión forestal sostenible podía crear 10 millones de nuevos empleos en todo el mundo (dos millones para España hasta el 2020, según la OIT) El año pasado, el Parlamento Europeo, en una iniciativa sin precedentes, convocó dos Think Tank titulados Desbloqueando el Potencial de los Bosques Europeos entendiendo que son un eje rotor de la futura bioeconomía. Este concepto, aplicado a las masas forestales, monopolizó el Congreso Europeo de Agricultura, celebrado en Budapest el pasado otoño. Referentes que dejan poco margen para debates de observatorio.

Después de la industrial y la digital, la bioeconomía será la próxima revolución, consistente en desacoplarse del consumo de combustibles fósiles y nuclearla en recursos internos bajos en carbono, renovables y reciclables, como los agrícolas y, sobre todo, forestales. Así, partiendo de biomasa de ese origen se pretende conseguir, además de comida y fibras, todo tipo de nuevos biomateriales.

A corto plazo, los recursos forestales se convertirán en más estratégicos de lo que ya los son hoy en día en Centroeuropa o Escandinavia. Máxime cuando en una economía en crisis es sabido que un motor parado debe arrancarse con los cables del desbloqueo de potenciales cabezas tractoras de empleo. Según cálculos propios, la reforestación de 100 simples hectáreas con pino gallego cuesta 120.000 euros, creando 8,8 empleos fijos directos y 2,3 indirectos durante 30 años (turno de la especie), así como generando 350.000 euros por el CO2 fijado en la madera y 9,68 millones de euros en valor añadido.

Ostentar 800.000 hectáreas de monte abandonadas y otras tantas arboladas, pero huérfanas de selvicultura, no parece un escenario muy inteligente para la Galicia actual. Lamentaremos constatar en breve que la aportación del sector forestal a nuestro PIB va a caer drásticamente. Sin embargo, a pesar del pregonado aporte del 51 % al total nacional de la contribución de la madera gallega, su producción se podría multiplicar en un 250 % con un decidido apoyo en términos de medidas políticas. Seguir gastando un dineral desbrozando cunetas, cuya biomasa vegetará con igual exuberancia y tenacidad seis meses después, sin provecho, o basar la política forestal en los incendios, merece una reflexión. También, los propietarios deberíamos evolucionar desde el tradicional concepto ahorro que tenemos del monte al de inversión, movilizando el capital tierra heredado de nuestros mayores. En efecto: Yes, We can, if We want!